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Las gestiones de Feijóo en favor de la fusión rompen el consenso político

El presidente se reúne con el Banco de España para pedir su aval a la integración

Corría el riesgo de quedar fuera de juego en el debate de las cajas. Esta misma semana, el líder del PSdeG, Manuel Vázquez, se había desmarcado de la tramitación urgente de una ley que él mismo, junto al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el portavoz nacional del Bloque, Guillerme Vázquez, habían pactado no hace ni un mes. Algunos cargos intermedios del PSdeG empezaban a temer que el partido no tuviese posición en un asunto clave, uno de esos temas de país. Hasta ayer. El diario económico Cinco Días reveló una reunión del propio Feijóo con el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, el mismo jueves, en la que el presidente gallego le pidió que autorice la fusión entre Caixa Galicia y Caixanova, igual que ha hecho con las cajas catalanas y andaluzas. Fuentes de la Xunta enmarcaron esa entrevista en "los contactos habituales que mantiene el presidente con el Banco de España". Pero ese encuentro, del que no estaba informada la oposición, junto a la publicación en el diario económico y en La Voz de Galicia de un avance de la auditoría encargada por la Xunta a la consultora KPMG, que ya habría llegado a una conclusión favorable a la fusión, ofrecieron al PSdeG la coartada perfecta para abandonar la senda del consenso.

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Vázquez, que desde el principio prometió dejarse guiar por el dictamen de la consultora si ésta avalaba la integración, dejó entrever que ya no se siente comprometido con la auditoría. "Me siento engañado, no hay consenso en la ley, ni rigor e independencia en la auditoría, el Gobierno ya sabe cómo va a acabar todo y cuánto dinero hace falta. Alguien está haciendo trampa", repitió, primero ante la prensa y luego ante los suyos en el comité nacional."Tenía desconfianza y tras leer los periódicos ahora es pánico, el presidente se esconde tras la fusión, una palabra que suena bien, para garantizarse el control de las cajas", siguió acusando.

2El líder del PSdeG optó por aplicarse contra la reforma de la Lei de Caixas en la que siguen trabajando los representantes de los tres partidos, incluido el socialista, y que previsiblemente hoy concluirá sus trabajos. "Al BNG le gusta porque es intervencionista, y al PP porque despolitiza, es difícil de entender", lamentó. Con todo, Vázquez hizo ver que aún hay tiempo para sacar adelante una norma por consenso, siempre que se ralentice el procedimiento. De lo contrario, dijo, deberán ser "los nacionalistas y los populares quienes la expliquen".

En que para legislar sobre las cajas no caben prisas coinciden la mayoría de dirigentes socialistas consultados, entre los que empieza a calar la idea de que Feijóo y la Xunta preparan un "asalto político" al poder financiero de Galicia. Tal es así que dos dirigentes con intereses contrapuestos en este debate, como los alcaldes de A Coruña, Javier Losada, y Vigo, Abel Caballero, que se abrazaron lejos de las cámaras al llegar, tomaron la palabra en el comité nacional, ya a puerta cerrada, para apoyar las tesis de su secretario general, que pide sosiego a Feijóo y que "quite las manos de las cajas".

Lo explicaba gráficamente un destacado alcalde al acabar la reunión: "En el PSOE empezamos a pensar que con la nueva ley los empresarios deberán pasar por el despacho de Feijóo para pedir los créditos y por eso este partido no traga, estemos o no a favor de la fusión".

La ruptura del PSOE con la reforma de la Lei de Caixas se produce después de la reunión del jueves de Feijóo con el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El jefe del Ejecutivo gallego se saltó con la visita su compromiso de esperar a conocer el resultado de la due diligence -la auditoría que revelará si la unión es o no solvente- para iniciar las negociaciones con el organismo supervisor. La Xunta insiste en que Feijóo nunca ha interrumpido sus contactos con el Banco de España desde que empezó el proceso de reestructuración del mercado bancario. Aunque Feijóo, de visita en Málaga, no quiso comentar expresamente su entrevista con Ordóñez, sí expuso ante los periodistas sus demandas al Banco de España. Reclamó que la fusión gallega se haga bajo "las mismas condiciones" que las que se han ofrecido a los proyectos de integración de cajas de Cataluña y Andalucía. "Es cierto que se ha favorecido las fusiones de las cajas catalanas y de las andaluzas y es cierto también que en Cataluña y en Andalucía gobierna el mismo partido [el PSOE] y en Galicia no, porque perdió las elecciones", manifestó Feijóo.

El presidente de la Xunta exigió a Fernández Ordóñez que le aplique la misma vara de medir a Galicia, la única comunidad, dijo, que "antes de tomar una decisión ha pedido una certificación de garantía de solvencia, haciendo auditorías simultáneas en ambas cajas". Esa auditoría, de la consultora KPMG, se dará a conocer justo antes de que el Parlamento apruebe la nueva Lei de Caixas. El dictamen, según lo publicado ayer por Cinco Días y La Voz de Galicia, ofrece cifras similares a las del informe de la Xunta: serían necesarios 1.100 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria, el cierre de 300 oficinas (el 50% fuera de Galicia) y prescindir de 1.300 empleos. Fuentes del Gobierno gallego negaron que se trate de datos reales.

"O bien las cajas se desvinculan del territorio y se fusionan con otras de fuera de Galicia o siguen vinculadas al territorio y se hacen más fuertes", insistió Feijóo. Sin embargo, en medios próximos a Caixanova reiteran que ésta no ha tirado la toalla para negociar una fusión virtual con otras cajas de fuera.

El BNG sigue fiel a las líneas maestras pactadas con Feijóo. Su líder, Guillerme Vázquez, atacó la nueva estrategia de los socialistas. "No estamos de acuerdo con retrasar el debate de la nueva ley", expuso. En una alusión apenas velada al cambio de marcha del PSdeG, Vázquez dijo que los nacionalistas no serán "el caballo de Troya ni del poder central, ni de la banca privada, ni de los directivos de las cajas".

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