La derecha italiana acusa a la prensa de fomentar el odio
El partido de Berlusconi trata de culpar del ataque a jueces y oposición
El peligro de que la mayoría conservadora instrumentalice la agresión al jefe del Gobierno italiano para criminalizar a la oposición, los medios e incluso a Internet, empezó a cuajar ayer. La sesión del Congreso dio ayer un inquietante ejemplo. Lejos de bajar el tono, la mayoría conservadora hizo suyas las ideas lanzadas por Il Giornale, el diario de la familia de Silvio Berlusconi. Y el portavoz del Pueblo de la Libertad (PDL), Fabrizio Cicchitto, acusó a Italia de los Valores (el partido del ex magistrado Antonio di Pietro), a los jueces y a los periodistas críticos con la política del Gobierno de "fomentar el odio".
Cicchitto, tenso y tembloroso, casi fuera de sí, citó al grupo periodístico La Repubblica-L'Espresso, a Michele Santoro (director del programa de RAI 2 Annozero) y a Marco Travaglio, destacada firma de Il Fatto Quotidiano, al que tachó de "terrorista mediático", como instigadores morales del acto de violencia.
La Asociación de la Prensa romana expresa su "profunda preocupación"
Di Pietro respondió con ironía feroz, mostrando su solidaridad a "todos esos condenados a muerte". Cuando tomó la palabra, los diputados del Pueblo de la Libertad abandonaron el pleno. La Asociación de la Prensa de Roma, en un comunicado, expresó su "profunda preocupación por las múltiples señales de intolerancia hacia los órganos de garantía del país, empezando por el periodismo".
Con Berlusconi en el hospital (está previsto que sea dado de alta hoy), el Gobierno continuaba trabajando. El ministro del Interior, Roberto Maroni, y el de Defensa, Ignazio La Russa, anunciaron en el Congreso que llevarán al Consejo de Ministros del jueves medidas legislativas "urgentes" para limitar la "libertad de expresión en Internet y en los lugares abiertos y públicos".
Sin entrar en detalles, Maroni habló de controlar mejor los foros y las páginas web que inciten a la violencia (Facebook canceló ayer todas las páginas relativas a la agresión, a favor y en contra). Por su parte, el ministro La Russa pidió "endurecer las penas" contra aquellos que protesten en las manifestaciones impidiendo hablar a los oradores, como ocurrió el domingo en la plaza del Duomo de Milán durante el mitin de Berlusconi.
Mientras tanto, los servicios secretos, que coordina el vicepresidente del Gobierno, Gianni Letta, aseguraron en el Parlamento que el ataque contra Berlusconi no fue un acto político organizado. Ante la comisión de control, Letta afirmó que la agresión fue "un gesto aislado y desvinculado de cualquier sujeto o voluntad política". El jefe del DIS (Departamento de Informaciones para la Seguridad), Gianni de Gennaro, confirmó esa versión.
En Milán, los abogados del agresor, Massimo Tartaglia, pidieron el ingreso de su cliente en un hospital psiquiátrico a la espera de que la juez de instrucción Cristina di Censo decidiera sobre su permanencia en la cárcel. Tartaglia declaró durante una hora y volvió a confesar que fue el autor del ataque y que actuó en solitario.
Sin embargo, un testigo directo de la agresión, Andrea di Sorte, coordinador del Club de la Libertad y organizador del mitin del domingo, lo ha negado. Di Sorte, que estaba con Berlusconi en el momento del ataque, declaró a un periódico que vio cómo alguien le pasaba a Tartaglia lo que le pareció "un bloque de mármol blanco bastante pesado" antes de la agresión.
Los servicios secretos temen que la escena violenta pueda producir un "efecto de emulación", y alertaron de nuevo a Berlusconi para que limite su contacto con la gente. Ya lo hicieron el pasado 14 de octubre, pero la advertencia cayó en saco roto.
El portavoz del primer ministro, Paolo Bonaiuti, contó que Berlusconi no puede renunciar al trato directo con los ciudadanos: "Se lo hemos dicho otras veces, pero quitarle el contacto con la gente, ese contacto humano que lo hace irrepetible respecto a otros viejos líderes políticos, sería imposible, nos quedaríamos sin el Berlusconi león y luchador que siempre ha sido". "Ésa es la clave de su éxito personal y de su carisma", añadió. "Será una lucha titánica". De momento, los médicos le han dicho que debe hacer reposo durante dos semanas.
El jefe del Gobierno pasó ayer la noche mejor que la precedente. Y luego mandó un mensaje a la página web del Pueblo de la Libertad para agradecer la solidaridad: "Gracias de corazón a todos los que me han mandado mensajes de cercanía y afecto. Repito a todos que estén serenos y seguros. El amor vence siempre sobre la envidia y el odio", escribió.
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