Las petroleras vuelven a Irak
Bagdad adjudica la explotación de siete yacimientos para convertirse en el tercer productor mundial de crudo - Rusia se queda con el mayor contrato
La segunda ronda de subastas para la explotación de campos petrolíferos iraquíes celebrada desde el derrocamiento de Sadam Husein certificó ayer el masivo regreso de las compañías internacionales a Irak. La adjudicación de los derechos para siete yacimientos -dos de ellos de gran magnitud- impulsará un enorme crecimiento de la capacidad de producción de crudo del país, que actualmente ronda los 2,5 millones de barriles diarios. Las concesiones adjudicadas ayer y el viernes obligan a las compañías a incrementar la producción en otros cinco millones. Los analistas del sector calculan que, con este escenario, Irak puede situarse entre 7 y 10 millones de barriles diarios para 2017-2020, lo que le convertiría en el tercer productor mundial detrás de Arabia Saudí y Rusia.
El interés de las multinacionales muestra la mejora de la seguridad
Shell obtiene los derechos para el segundo mayor campo subastado
Precisamente una compañía rusa, Lukoil, se llevó ayer la joya de la subasta: el gigantesco yacimiento West-Qurna 2, que explotará en consorcio con la noruega Statoil y que cuenta con unas reservas de 12.900 millones de barriles. La compañía anglo-holandesa Shell adquirió (junto con la malaya Petronas) los derechos para la segunda perla, el campo de Maynun, cuyas reservas son calculadas en 12.500 millones de barriles. Ambos campos se encuentran en el relativamente tranquilo sur del país, que celebrará unas elecciones generales claves el 7 de marzo.
La reciente clara mejoría de las condiciones de seguridad en el país ha abierto la puerta al pleno regreso de las multinacionales, más de seis años después de la invasión liderada por Estados Unidos y tras la insatisfactoria subasta celebrada hace seis meses.
La ronda celebrada ayer y el viernes marca un punto de inflexión importante para el todavía frágil Estado iraquí tras la fase de estancamiento en el desarrollo petrolero padecida desde el inicio de la guerra y a 37 años de la nacionalización de la industria del petróleo en Irak.
Siete de los diez campos subastados fueron adjudicados ayer a un total de 11 compañías extranjeras. Entre ellas figuran la francesa Total, la china CNPC y la rusa Gazprom. Los tres yacimientos restantes resultan ubicados en algunas de las zonas más conflictivas del país. Uno de ellos, muy cerca del problemático barrio de Ciudad Sáder de Bagdad.
La mayor competencia entre las compañías para adjudicarse las explotaciones derivó en condiciones contractuales más beneficiosas para Irak en comparación con los contratos cerrados en junio.
Irak es el tercer país del mundo en cuanto a reservas probadas de crudo, por detrás de Arabia Saudí e Irán. Sin embargo, los estudios sobre los que se basan las proyecciones iraquíes se remontan en su mayoría a los años setenta. Los expertos del sector creen muy probable que, en realidad, las reservas sean mayores y que el país pueda adelantar a Irán en ese apartado.
El ministro de Petróleo de Irak, Huseín al Shahistani, calificó de gran éxito la subasta de ayer e indicó que el conjunto de contratos que Irak está negociando con compañías internacionales y el esfuerzo del Estado iraquí permitirán elevar en seis años la capacidad de producción a 12 millones de barriles diarios, lo que equivaldría al actual nivel del primer productor mundial, Arabia Saudí.
Las optimistas proyecciones del ministro iraquí tendrán que superar, sin embargo, los notables obstáculos persistentes, entre ellos la grave deficiencia de las infraestructuras y las incógnitas ligadas a la actitud que asumirá hacia las compañías internacionales el Gobierno que saldrá elegido el 7 de marzo.
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