La CIA cancela un contrato a mercenarios de Blackwater
La CIA reveló ayer que ha cancelado una subcontrata a la empresa Blackwater por la cual sus mercenarios se encargarían de cargar con misiles los aviones no tripulados Predator y Reaper, utilizados habitualmente para atacar remotos enclaves en Pakistán y Afganistán, donde se refugian los talibanes.
El anuncio, filtrado ayer a diversos medios de comunicación estadounidenses, llega después de que el viernes el diario The New York Times revelara que empleados de la empresa de seguridad privada -que recientemente cambió su nombre por el de Xe Services- participaron junto con agentes de la CIA en operaciones para capturar y matar insurgentes en Irak y Afganistán entre 2004 y 2006.
La subcontrata, cuya cancelación se conoció ayer, pertenecía a uno de los programas más polémicos de la CIA, la ofensiva teledirigida a zonas recónditas de la montañosa frontera entre Afganistán y Pakistán, que ha acabado con numerosos líderes del Al Qaeda. Según un recuento de Associated Press, ha habido unos 67 ataques de ese tipo desde el pasado enero.
Ataques teledirigidos
El último terrorista abatido, el martes pasado, fue Saleh al Somali, uno de los 20 miembros de Al Qaeda más buscados por la CIA. Al Somali se encargaba de coordinar las actividades de la organización terrorista fuera de Pakistán y Afganistán y había participado en la planificación de diversos atentados contra intereses occidentales.
Hasta que el nuevo director de la CIA, Leon Panetta, dio por concluida la subcontrata, el pasado verano, los mercenarios se encargaban de cargar misiles modelo Hellfire y bombas con 270 kilogramos de explosivos en los aviones no tripulados. De elegir los objetivos e iniciar los ataques se encargaba la CIA directamente, desde su sede en Virginia.
Actualmente, Xe Services sigue trabajando con la CIA, pero sólo en operaciones muy limitadas de apoyo y suministrando seguridad a algunos de sus agentes. El otro gran cliente de la empresa, el Departamento de Estado, canceló todas sus contratas después de que el Gobierno de Irak exigiera su salida del país a raíz de la muerte de 17 civiles iraquíes a manos de contratistas de Blackwater, en el curso de una misión de protección de diplomáticos estadounidenses en Bagdad en 2007.
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