_
_
_
_
Reportaje:"REGRESARÉ"

La vigilia de Tinduf

Los campamentos saharauis en Argelia viven pendientes de Aminetu Haidar. El Polisario dice que España puede "arrodillar" a Marruecos

Juan Jesús Aznárez

La huelga de hambre de Aminetu Haidar alteró la vida de los 150.000 saharauis refugiados en los campamentos africanos de Tinduf: eufóricos cuando se anunció el regreso de la activista a El Aaiún y encolerizados cuando no pudo hacerlo. Pegados a la radio y a la televisión, reunidos en comités y plantones callejeros los habitantes del desierto siguen minuto a minuto una crisis "en la que España ha sido cómplice de Marruecos", según la denuncia de Abdelkader Taleb Omar, primer ministro de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y secretario general del Frente Polisario. "Y el caso es que España sola puede poner de rodillas a Marruecos, no al revés", agrega en entrevista telefónica.

"Los marroquíes están chantajeando a España", afirma el primer ministro de la autoproclamada RASD

Situados en el suroeste de Argelia, los cuatro campamentos son la sede de un gobierno en el exilio permanente alzado contra el aislamiento político y el sometimiento a Marruecos. Las temperaturas y precipitaciones son allí extremas y castigan a una población con una economía casi de subsistencia. Hace tres años, lluvias torrenciales arrasaron una agrupación de casas de adobe y miles de personas quedaron a la intemperie.

"Ahora, con la situación de Aminetu Haidar, estamos atravesando un periodo de angustia, un dolor que no hemos vivido, ni siquiera en los momentos de guerra y exilio", subraya Fatma El-Medhi, presidenta de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis.

El exilio y la RASD, entidad creada por el Frente Polisario, son realidades desde febrero de 1976, en que España abandonó sus territorios en el Sáhara Occidental en manos de Marruecos y Mauritania, ignorando las directrices de descolonización de la ONU. Los saharauis llevan más de 30 años reclamando su independencia y 15 a la espera de la celebración de un referéndum que no acaba de convocarse.

Sin un horizonte claro sobre su destino, la huelga de hambre es un acontecimiento de primer orden en la vida de los campamentos que estos días reciben a las familias españolas asignadas para que un niño saharaui pase con ellas las Navidades.

"La noche en que se pensó que a Aminetu se la iba a mandar a casa, todos estábamos viendo la tele y pensamos que ya era el momento del fin, pero luego vino la amargura. Desgraciadamente aquello fue un sueño inacabado y nos dolió mucho ver que se juega con su vida y sus derechos", recuerda El-Medhi. Los habitantes de la RASD viven estos días pendientes de Haidar y muy agradecidos a los actores, escritores, sindicatos, políticos o plataformas ciudadanas solidarios con su causa. "Sabemos que ésta bien acompañada", subraya El Medhi.

La resistencia de la activista discurre paralela a la aparente impotencia española en la solución del caso, que el primer ministro saharaui atribuye a la "debilidad" y a los "miedos" del Gobierno frente a Rabat: "Muchos dicen que si no fuera por la complicidad del Gobierno de España, Marruecos no hubiera podido hacer lo que hizo: echarla fuera de su hogar". Marruecos chantajea a España amenazando con retirar su ayuda en dos asuntos fundamentales: seguridad e inmigración, según Abdelkader. Pero las eventuales represalias afectarían a la Unión Europea. "Y usted podrá imaginarse qué puede hacer Marruecos contra toda la UE".

"Esa debilidad hubiera podido entenderse algo si Marruecos fuera una potencia, o una superpotencia, o España dependiera de Marruecos. Entonces sí se entendería algo", subraya Abdelkader. "Pero resulta que Marruecos hace muchos años que vive del turismo y de las exportaciones de sus productos vegetales. Y todo pasa por España: bien hacia España o hacia la Unión Europea. Y si España quiere cerrar el grifo puede estrangular Marruecos en cuestión de días. Y en vez de que España se arrodille, España sola, sin la ayuda de la UE, tiene medios para poner de rodillas a Marruecos", opina.

A Abdelkader le gustaría que así fuera. Gobierna unos campamentos abrasados por el sol y la arena, que se distribuyen en cuatro núcleos de población: las wilayas o provincias, bautizadas con el nombre de las principales ciudades del Sáhara Occidental antes de 1.976: Aaiún, Smara, Auser y Dajla. Disponen de precarios centros hospitalarios, un centro de mutilados de guerra, escuelas y un complejo avícola-agrícola. La población, conectada con el exterior por teléfono móvil, vive en tiendas de lona, la jaima familiar, y junto a cada una de ellas, tres cuartos de adobe, con retrete, lavadero y cocina, y agua de pozo.

De una manera u otra, por los medios de comunicación o las llamadas de familiares, la huelga de hambre de Haidar es bien conocida en Tinduf, según sus dirigentes, que piden la mediación del Rey ante la monarquía alauí. "Saludamos la disponibilidad del Rey que, en su día, pronunció un discurso en el sentido de que España no iba a defraudar a los saharauis. Yo creo que es momento de que de un paso majestuoso. Queremos que intervenga". La jefatura del Polisario insta a un cambio en la política de Zapatero y a salvar la vida de la huelguista: "Nosotros consideramos que Aminetu servirá mejor a la causa viva mucho más que muerta. Le decimos que nos interesa más su vida que su muerte. Ese es el deseo, pero tampoco es aceptable que los marroquíes se salgan con la suya. Aquí en los campamentos la queremos viva, y con toda su dignidad. Si falleciera, causaría un dolor enorme en la población; un dolor que no sabemos cómo se canalizaría en la práctica. Eso complicaría mucho la situación. Todo el mundo desea una solución, que salve su vida pero que se respeten sus derechos".

También los invoca Fatma El-Medhi, representante de las mujeres saharauis, cuyo papel fue muy importante durante los años de la resistencia de los milicianos del Frente Polisario. Las mujeres suman el 34% del Parlamento saharaui y tienen carácter. "Es indignante lo que está haciendo Marruecos, pero también es intolerable la debilidad de la comunidad internacional", se queja esta dirigente. El pasado jueves, acudió con varios cientos de saharauis de los campamentos a la sede del ACNUR (Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados) en Tinduf. "Hemos enviado varias cartas. Nos duele ver tanta tolerancia de la comunidad internacional ante este crimen contra la humanidad por parte de la dictadura de Marruecos. El sistema marroquí merece ser juzgado internacionalmente por no querer respetar la legalidad internacional", concluye

El-Medhi.

Un activista del Frente Polisario trata de llamar la atención de los soldados marroquíes, apenas perceptibles, como puntos negros, detrás del muro construido por Rabat en el Sáhara, al fondo.
Un activista del Frente Polisario trata de llamar la atención de los soldados marroquíes, apenas perceptibles, como puntos negros, detrás del muro construido por Rabat en el Sáhara, al fondo.RAFA AVERO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_