Vida (traducida) tras Francfort
102 obras catalanas se verterán a 21 lenguas este año
Que las traducciones de libros en catalán se incrementaran el año anterior y el mismo 2007 cuando la literatura catalana fue la invitada de honor de la Feria del Libro de Francfort era previsible. La gran pregunta era: ¿aguantará el tirón pasado el efecto Francfort? Pues al parecer, sí. Según hizo público ayer el Institut Ramon Llull (IRL), este año se acabarán traduciendo a 21 idiomas 102 obras originalmente escritas en catalán. Y además se han otorgado 92 ayudas a la traslación, un 12% más que el año pasado.
Quim Monzó, traducido a seis lenguas (entre ellas, el ruso), y Albert Sánchez Piñol, a cuatro, son los que encabezan un ranking en el que también repiten autores como Sergi Pàmies, Lluís-Anton Baulenas (al chino) y Jaume Cabré, entre otros. El castellano, con 31 títulos, el francés (13), el alemán (12) y el inglés (ocho, el doble que hace un año) son las lenguas que más traducciones acogieron.
"Aquí lo interesante es que muchas editoriales extranjeras ya realizan parte de esas traducciones sin pedirnos las ayudas que facilitamos, empezamos a entrar en un ámbito de absoluta normalidad", cree Carles Torner, director del área literaria del IRL, quien cifró en 73 los libros aparecidos este año que recibieron su apoyo institucional.
"Esto es la consolidación de la proyección internacional de las letras catalanas", aseguró pletórico el director del IRL, Josep Bargalló, que citó el éxito de Mercè Rodoreda en Italia, donde los oyentes de Radio Tre votaron por La plaça del Diamant como mejor novela del año. En plena carrerilla, aprovechó para presentar una nueva herramienta de difusión: Poetàrium, un libro-DVD-catálogo con 33 poetas catalanes vivos recitando sus composiciones (también incluidas) junto a una biografía y una bibliografía esenciales, y el nombre de sus traductores. El año que viene, en principio, tendrá versión online.
Si Bargalló estaba eufórico, el vicepresidente del Gobierno, Josep Lluís Carod Rovira, estaba exultante: "Somos la principal cultura sin Estado del mundo, no hay otra como la nuestra. Si no fuera porque no tenemos Estado, ya tendríamos un premio Nobel", aseguró. Como consuelo, siempre queda la inscripción que reza en el Salón Torres-García del Palau de la Generalitat donde se hizo el acto: "Lo temporal no és més que símbol".
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