Los ciudadanos de Bono
Seguramente el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, nunca imaginó que su deseo de que los jóvenes aprendieran a ser ciudadanos y no súbditos se cumpliría tan deprisa y, es verdad, tan a destiempo. Aprovechando el nuevo aniversario de la Constitución, Bono adoptó para los actos previstos en la Cámara una moda procedente del Día de las Letras, que consiste en realizar cada 23 de abril una lectura colectiva e ininterrumpida del Quijote. Para una ocasión como el 6 de diciembre, Día de la Constitución, bastaba con cambiar la obra de Cervantes por el texto de la Ley Fundamental y colocar el estrado en la tribuna de oradores del Congreso. En cuanto a los lectores, la voluntad pedagógica que presidiría la ceremonia este año exigía, por su parte, convocar a algunos estudiantes además de a los altos cargos y personalidades que suelen ser habituales, y así lo hicieron con diligencia los servicios correspondientes del Congreso.
Todo fue bien en la ceremonia hasta llegar al artículo 28, cuando el joven encargado de su lectura decidió añadir a la literalidad del texto sus propias consideraciones sobre el papel de los sindicatos y el derecho a la huelga. Otro joven, poco después, quiso también aprovechar su turno para dedicar unas palabras a los exiliados y los emigrantes españoles, entre los que, según dijo, se encontraba su propio abuelo. La socialista Teresa Cunillera, que ejercía la presidencia en ausencia de José Bono, les retiró en ambos casos la palabra.
La duda que suscitan estos hechos es si los dos jóvenes que los protagonizaron cumplieron o no con lo que Bono esperaba de ellos. No, por descontado, como lectores de la Constitución, puesto que, según la expresión de Cunillera, se salieron del guión, sino como ciudadanos. Haciendo uso de las libertades cuya importancia Bono pretendía recordarles, tomaron la palabra para expresar sus opiniones incluso cuando nadie se las había solicitado y desde un lugar al que llegaron invitados para otra cosa. Esto es, confirmaron que también en el paso de súbditos a ciudadanos el movimiento se demuestra andando. Aunque, claro, se le puede estropear la ceremonia a Bono.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.