Gracia en las témporas
Sobre el misterio o transparencia de la risa, sus mecanismos, razones y orígenes, han teorizado desde ensayistas muy serios hasta pensadores que no se distinguían especialmente por su sentido del humor. Los que nos han provisto ancestralmente de ella en el cine, en un escenario, en los libros, en las viñetas o en la vida no acostumbran a explicar su secreto. El ridículo ajeno suele hacernos mucha gracia a la casi totalidad de los humanos, pero existen infinitos y a veces insólitos o absurdos motivos que provocan esa sensación maravillosa, terapéutica y consoladora, ese acto de afirmación vital, ese desahogo, ese impagable alimento del alma.
Y está claro que cada uno se ríe con lo que puede o con lo que quiere. Hay que guardar como un tesoro la cercanía con las personas que te regalan risa o la comparten contigo. En la pantalla siempre lo han logrado conmigo y en cualquier época de la vida seres innegociablemente excepcionales como Keaton, Groucho y Harpo Marx, Chaplin, Allen, gente así. Pero no se me ocurriría nunca calificar de mal gusto el de aquellos que se retuercen espasmódicamente con la presencia y las ocurrencias de genéticos o esforzados cómicos que a mí me dejan como un témpano.
SPANISH MOVIE
Dirección: Javier Ruiz Caldera.
Intérpretes: Joaquín Reyes, Alexandra Jiménez, Silvia Abril, Carlos Areces, Leslie Nielsen.
Género: comedia. España, 2009.
Duración: 85 minutos.
Observo una notable campaña publicitaria de una película española antes de su estreno. Y me cuentan los que están familiarizados con algo tan masivamente adictivo e imprescindible (como para mí marciano) llamado Internet que también ahí se ha creado una expectación grandiosa ante la irresistible gracia de Spanish movie. Deduces que ese marketing se basa obligatoriamente en la solidez de la oferta y en la seguridad de que la demanda va a ser torrencial. En consecuencia, tengo sobredosis de información aclarándome que se trata de una parodia de los últimos y más prestigiosos éxitos del cine español. Toco madera, ya que género tan hilarante y popular sólo ha conseguido hacerme llorar de risa en la primitiva Aterriza como puedas. Diversión inencontrable en sus secuelas. Algo extensible a la infame serie de Scary movie, muestrario tan procaz como tonto del presunto aunque autoconvencido ingenio de la familia Wayans haciendo burla de determinado cine de terror, el gore y esas cosas que enamoran a los modernos y a los frikis.
Es muy problemático lo de ser gracioso todo el rato. Esta película lo intenta en cada idea, cada diálogo, cada plano, cada secuencia. Se supone que para captar las esencias del esperpento tienes que haber visto las películas que parodia. Es mi caso. Pero espero en vano durante 85 minutos muy largos que aparezca un gag, una idea, un chiste, un diálogo, un personaje, que me arranquen no ya la siempre venturosa carcajada, sino tan sólo la agradecible sonrisa. Tampoco funciona el natural contagio con las que escucho en el pase de prensa. Cuestión de humores. Cómo envidio la risa de los innumerables espectadores, que, según la inefable computadora, van a disfrutarla.
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