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Condena al bombero que causó la muerte de una mujer en un choque

El camión que conducía se saltó un semáforo en rojo

Elena G. Sevillano

El bombero J. G. M. fue imprudente aquella tarde. El camión que conducía camino de un incendio se saltó un semáforo en rojo a 70 kilómetros por hora. Se llevó por delante a dos coches que circulaban correctamente. Hubo tres heridos y una mujer de 83 años murió. El Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid lo considera culpable de una falta de imprudencia leve con resultado de lesiones y muerte. La condena: pagar una multa de 120 euros y retirada del carné durante tres meses.

El accidente sucedió el pasado 22 de febrero. Eduardo Veiga llevaba a sus padres de vuelta a casa después de comer en un restaurante de General Pardiñas. Celebraban que Teodoro, el padre, cumplía 89 años. Eduardo condujo por Alcalá hasta el puente de Ventas. Iba a tomar la M-30 norte, así que hizo la raqueta y se paró en el semáforo. Al ponerse verde, arrancó. El camión de bomberos, que bajaba desde la plaza de Manuel Becerra, les embistió.

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Antes de chocar con el Volvo, el camión golpeó al coche que Eduardo tenía a su lado en el semáforo. El impacto causó lesiones leves a su ocupante, que ni siquiera fue hospitalizado. Pero al Volvo lo alcanzó de pleno. Eduardo acabó con 13 costillas rotas, seis vértebras aplastadas, una contusión pulmonar y 14 días ingresado en la Princesa. Las lesiones de su madre, Nieves, que iba sentada detrás de él, fueron tan graves que murió de madrugada en el Ramón y Cajal.

Alta velocidad

El juez cree que el camión de bomberos circulaba "a una alta velocidad". También considera probado que la sirena no funcionaba en el accidente, extremo que el Ayuntamiento negó entonces. El juez pudo contar con la información de un testigo "muy preciso" que vio perfectamente lo que sucedía en el puente de Ventas.

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Que el camión de bomberos cruzó en rojo también queda probado, según la sentencia. El testigo así lo declaró y los bomberos no pudieron probar lo contrario. Los ocupantes porque no lo vieron y el conductor porque "sólo supone que estaba en verde, pero no lo miró inmediatamente antes de la colisión". El camión iba demasiado rápido. Y eso que el juez da por buena la velocidad de 70 kilómetros por hora por ser "la más favorable al conductor".

"Ni siquiera había huellas de frenada; no hizo nada para evitar la colisión", asegura Eduardo, que asistió a las dos sesiones de un juicio "largo y tenso". Veiga se da por satisfecho con la sentencia, aunque hubiera querido una condena más elevada, "ejemplarizante".

La conducta de J. G. M. implicó, según el fallo, "una omisión de los deberes sociales de prudencia en la que no habría incurrido una persona rigurosamente escrupulosa y precavida observadora de sus obligaciones".

El juez también condena al bombero a pagar 99.600 euros en indemnizaciones a los afectados, de las que tiene que responder la aseguradora, Zurich, y el Ayuntamiento de Madrid, de manera subsidiaria. El bombero sigue en su puesto. Una portavoz del Consistorio aseguró que la sentencia es recurrible y que "cuando sea firme se evaluará la decisión o posibles acciones que pueda tomar el Ayuntamiento".

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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