"No hay posición única en la cumbre sobre las elecciones hondureñas"
Sin la presencia del siempre imprevisible Hugo Chávez, la XIX Cumbre Iberoamericana, que ayer se inauguró en Estoril (Portugal), se presumía sosegada, casi anodina. Sin embargo, la coincidencia no buscada de la reunión de 16 jefes de Estado o de Gobierno con la culminación en Honduras de un proceso electoral viciado por un golpe de Estado ha hecho aflorar la división soterrada desde hace meses. Enrique Iglesias, asturiano de 79 años y ex ministro de Asuntos Exteriores de Uruguay, secretario general iberoamericano desde la creación de este cargo, en 2005, admite que el reconocimiento del nuevo Gobierno hondureño divide a los mandatarios iberoamericanos entre los partidarios de mantener la línea de firmeza y quienes prefieren pasar página.
"Hay elementos en Honduras que van cambiando la hipótesis de partida"
"Creo que al final la capacidad de diálogo prevalecerá en América Latina"
Pregunta. El hecho de que las elecciones se celebren en Honduras sin que haya sido repuesto el presidente Zelaya, ¿supone un fracaso?
Respuesta. Yo no diría que es un fracaso, diría que es una demostración de la complejidad de los problemas. La comunidad ha hecho todo lo que se puede hacer y la verdad es que nunca ha habido una movilización tan intensa, lo que habla bien de su capacidad de reacción.
P. A la vista del resultado, ¿no habría que hacer una autocrítica?
R. Vamos a esperar a que termine el proceso antes de hacer la autocrítica. El éxito no depende sólo de la reacción, sino de cómo se la tomen los interlocutores. Nosotros hemos apoyado desde el inicio la restauración del proceso democrático, pero el protagonismo ha correspondido a la OEA [Organización de Estados Americanos], que tiene una carta democrática que le permite actuar.
P. América Latina y Europa condenaron con una sola voz el golpe de Micheletti, pero ese consenso se está resquebrajando después de que EE UU haya anunciado que reconocerá el resultado de las elecciones.
R. No se puede negar que hay más de una posición sobre ese tema, pero hay que ver cómo se manifiesta en los hechos concretos. Es cierto que hay quienes quieren insistir con la fórmula original de que el proceso no es legítimo y hay otros que piensan que esto es una etapa y no hay que cerrar la puerta a continuar la negociación.
P. ¿Qué países...?
R. Sabemos quiénes son, pero no creo que me corresponda señalar con el dedo a unos u otros. La coyuntura es muy dinámica.
P. ¿Se aprobará una declaración sobre las elecciones hondureñas en la cumbre de Estoril?
R. Es lo que se está perfilando. Habrá que ver cuál es el tono de la declaración. En cuestión de principios hay acuerdo, pero sobre cómo evaluar el proceso electoral hay más de una opinión.
P. Honduras está representada en esta cumbre por Patricia Rodas, la canciller de Zelaya. ¿Quién la representará en la próxima reunión?
R. Es muy difícil anticiparlo, la situación es muy fluida...
P. ¿También percibe fluidez en la posición española?
R. España está analizando el tema con cuidado. Ha sido muy firme en esta materia y lo sigue siendo. Ahora, dada la coyuntura que se está planteando, con un proceso electoral, un presidente electo... todos ésos son elementos que van cambiando la hipótesis de partida. Hay que ver qué porcentaje de la población vota, que es un dato muy relevante, qué es lo que hace a partir de mañana el presidente electo. Si, como todo hace prever, gana Porfirio Lobo, será un actor importante en el esquema.
P. La ausencia de Chávez deja a la cumbre sin uno de sus más destacados protagonistas.
R. Tengo entendido que Chávez no viene, el que viene es Uribe. No hubo reunión en Manaos como se esperaba entre los dos presidentes [venezolano y colombiano] bajo los auspicios de
[el presidente brasileño] Lula, lo que evidencia que las distancias siguen siendo grandes y eso seguramente está afectando a la presencia del presidente aquí.
P. Hugo Chávez no es el único que falta, otros siete jefes de Estado están ausentes.
R. La gente tiene un concepto aritmético de las cumbres, como si fuera contabilidad. ¿Cuántos vienen? Desde luego es un tema importante, pero todos los países están representados y todos han trabajado en su preparación. Siempre hay ausencias, pero los grandes países están todos. Yo creo que ésta es una cumbre bien asistida, en la que inciden inevitablemente los conflictos que están abiertos a distintos niveles. ¿Hay conflictos políticos en la región? Sí. Es una realidad y sería mejor no tenerlos, pero yo creo que hay una capacidad de diálogo en América Latina que al final prevalecerá.
P. ¿También en la pugna entre Chávez y Uribe?
R. La única salida es el diálogo y estoy seguro de que se producirá en su momento. Ojalá se hubiera dado aquí. Eso no ha sido posible, pero ya se dará en alguna otra instancia.
P. Si la crisis de Honduras la afronta la OEA, con mayor o menor fortuna, y la boliviana la resolvió Unasur, ¿para qué sirven las cumbres iberoamericanas?
R. La OEA tiene un papel fundamental que cumplir porque Estados Unidos es un actor inesquivable. Por su parte, Unasur es la respuesta de una América Latina que es cada vez más dueña de su propio destino y eso me parece muy positivo. ¿Hay un papel para Iberoamérica? Yo creo que sí, porque España tiene una enorme capacidad de diálogo con todos los países y me consta que la diplomacia española se está moviendo permanentemente de modo discreto en los distintos conflictos. La comunidad iberoamericana no tiene aún instrumentos de mediación o intervención y tendrá que llegar a tenerlos, siempre que sean complementarios de los que ya existen.
Más fondos para el desarrollo de Latinoamérica
América Latina necesita dinero fresco ante la falta de recursos que, en tiempos de crisis, acaparan los países desarrollados. Para ello, la Cumbre de Estoril aspira a recapitalizar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y duplicar los fondos actuales, estimados en 100.000 millones de dólares (unos 66.800 millones de euros). "Recapitalizar el BID y el Banco Mundial es la vía para compensar la absorción de capital por parte de los países desarrollados", señaló una alta fuente de la Secretaría General Iberoamericana (Segib). La inyección de fondos al BID ya fue planteada, sin éxito, por España, México y Argentina en la cumbre del G-20 celebrada en Pittsburgh en septiembre pasado.
Ahora, las delegaciones presentes en la Cumbre de Estoril hacen cuentas para incluir una referencia a la capitalización del BID en la declaración final. Hay consenso en esta reivindicación y en la de una mayor representación de América Latina en los órganos de gobierno de los organismos financieros multilaterales. "Queremos una cuota mayor", dijo la misma fuente de la Segib. "No podemos ser países marginales, cuando dos tercios del crecimiento mundial proceden de las economías emergentes". Mal que bien, la región está trampeando la crisis, al menos a la hora de presentar los índices de crecimiento que, en su conjunto, rondará el 4%, según la previsión para 2010. Una cifra que contrasta con la enorme brecha entre ricos y pobres, y que sitúa a Latinoamérica en la región de mayor desigualdad.
La reunión de ministros de Exteriores dio el pistoletazo de salida de la cumbre, que se inauguró oficialmente anoche con una cena oficial en los jardines de la Torre de Belém, residencia del presidente portugués. "Innovación y Conocimiento" es el lema de la edición de este año, cuyo acuerdo principal será el programa Innova, para el que España ha comprometido tres millones de euros en los próximos tres años. Brasil se hará cargo de la secretaría de dicho programa, que tendrá su sede en São Paulo.
Previamente a la ceremonia de apertura, proliferaron los contactos bilaterales. El rey Juan Carlos y el presidente colombiano, Álvaro Uribe, hablaron de la tensión entre Venezuela y Colombia a propósito de la ayuda militar de EE UU a Bogotá en la lucha contra el narcotráfico. La escalada verbal de las últimas semanas, por las amenazas del presidente Hugo Chávez, no tendrá su expresión en Estoril, porque finalmente el dirigente venezolano es uno de los grandes ausentes a la cita.
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