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Llega la 'okupación' de las plazas

La alcaldía instala 10 mercadillos en el centro, entre ellos un poblado medieval

Daniel Verdú

Ya están aquí. Con las luces de Navidad, los villancicos y los múltiples, dispares y, a veces, molestos clones de Papá Noel llegan cada año los mercadillos al centro de Madrid. Los tenderetes que proliferan durante las épocas de calor y los festivales del queso de teta gallega o cocido madrileño dejan paso en temporadas navideñas a las ferias de belenes con aspecto de pueblo austriaco. Este año, gran novedad, en la plaza de Jacinto Benavente se ha construido un poblado medieval de cartón piedra que no ha dejado sitio ni a la escultura del barrendero. En total serán 10 mercadillos los que, a partir de mañana, invadirán plazas públicas del corazón de Madrid.

Además del poblado de castillos que se instalará en Jacinto Benavente, este año el Ayuntamiento ha convertido la plaza de Callao en una réplica ibérica del Rockefeller Center. Ayer los empleados de la caseta de patines ya afilaban las cuchillas y enfriaban el gel de la pista que se transformaría más tarde en hielo. Todo el montaje le sale gratis al Ayuntamiento porque el Corte Inglés ha podido montar una caseta en la propia plaza para vender la réplica de la estrella que corona el abeto navideño de Callao.

"Es algo irremediable, qué le vamos a hacer", se resignan los vecinos
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El resto de mercadillos, en la plaza de los Carros (La Latina), Red de San Luis, plaza de Santo Domingo, Chueca, plaza de Lavapiés o Soledad Torres Acosta pagan un canon por el alquiler del espacio. La Concejalía de Centro saca a concurso la gestión del mercadillo y se adjudica, por una media de unos 2.000 euros, a quien más pago en especie otorga. Es decir, los feriantes tienen que ofrecer actividades para niños, pagar luces navideñas o, en el caso de Benavente, montar un simulacro de poblado medieval. El Ayuntamiento calcula que ese pago paralelo ha de rondar los 70.000 euros en cada caso. "No buscamos dinero con el alquiler de estos espacios, sino actividades, en muchos casos, para los niños", explica el concejal de Centro, José Enrique Núñez.

A la asociación de vecinos del barrio de Universidad no les parece mal la iniciativa. Reconocen que en otras épocas del año algunas de estas ferias "son muy molestas", pero se resignan a sufrirlas en Navidad. "Es algo irremediable. Estamos más conformes con el mercadillo de intercambio de discos del Dos de Mayo, pero así son las navidades, qué le vamos a hacer...", dice la presidenta de dicha asociación, Isabel Rodríguez.

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En la plaza de Soledad Torres Acosta, precisamente, está la instalación más molesta para los vecinos. Ahí se ha colocado una feria acompañada de una pista de hielo y otra de nieve para realizar saltos de trineo. En la plaza Mayor, se montará el tradicional mercado de belenes. En este caso se dan permisos individuales a los tenderos. Justo al lado, en la plaza de Santa Cruz, permanecerán los puestos de artículos de broma. En algunos mercadillos, cuya inspiración arquitectónica no procede del Tirol, se han utilizado robustas y agresivas casetas que compró el Ayuntamiento hace unos años. Son unos habitáculos de acero y con aspecto oxidado, obra del diseñador Ben Busche, que están por toda la ciudad. El Ayuntamiento otorgó, por dos millones de euros, un contrato para la construcción, almacenamiento y distribución de esos 275 quioscos. Cuando hay una feria, la empresa adjudicataria (Primur) acude con los armatostes de turno y los coloca en la plaza que sea. Pasados los seis años del contrato, las casetas serán propiedad del Ayuntamiento.

"La idea era homogeneizar la imagen de esos mercadillos urbanos", explican en la Concejalía de Obras, responsable de las casetas. Pero, en algunos casos, se ha conseguido que la plaza en cuestión parezca un campo de refugiados.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona en 1980. Aprendió el oficio en la sección de Local de Madrid de El País. Pasó por las áreas de Cultura y Reportajes, desde donde fue también enviado a diversos atentados islamistas en Francia o a Fukushima. Hoy es corresponsal en Roma y el Vaticano. Cada lunes firma una columna sobre los ritos del 'calcio'.

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