El caso de los condones rotos
El fiscal pide dos años para un hombre acusado de entrar en casa de su ex pareja y agujerearle varios preservativos
El amor les duró un año y medio. Después, David y Eva acabaron en los tribunales. Ella le denunció por haber entrado varias veces en su piso sin permiso. En sus paseos por morada ajena, David "descolocó diversas fotografías y agujereó diversos preservativos" de su ex novia, según el escrito del ministerio fiscal. El hombre se enfrenta a dos años y medio de prisión por un delito de allanamiento de morada continuado. Él lo niega todo.
En 2004, Eva y David iniciaron su relación. Durante el noviazgo, nunca dieron el paso de compartir casa. Eva vivía en Vidreres, en la comarca gerundense de la Selva, en un piso junto a su madre. Las cosas iban bien hasta que se torcieron. En 2005 la pareja rompió.
El denunciado lo niega y dice que todo se debe a una ruptura complicada
Entre septiembre y octubre de ese año, "con intención de menoscabar la paz y tranquilidad familiar" de la mujer, David "penetró en diversas ocasiones" en casa de Eva, según las calificaciones del ministerio fiscal. Primero el hombre se valió de una copia de las llaves del piso que consiguió sin el consentimiento ni de Eva ni de la madre de ésta. Las mujeres cambiaron luego la cerradura. Pero David no cejó en su empeño y se volvió a colar en la vivienda, esta vez por una ventana entreabierta.
El ministerio fiscal le acusa de haber descolocado varias fotografías de lugar y de haber "agujereado" los preservativos que la mujer tenía en su casa. Eva interpuso entonces una denuncia contra su ex novio ante los Mossos d'Esquadra.
Asimismo considera que el hombre ha cometido un delito de allanamiento de morada continuado, con el agravante de parentesco por la relación sentimental que mantuvo con la víctima. Sin embargo, el fiscal esgrime una atenuante de dilaciones indebidas porque el caso ha tardado demasiado tiempo en llegar a los juzgados sin una causa que lo justifique, puesto que no se trata de un asunto especialmente complicado. El acusado ha negado íntegramente las calificaciones del fiscal. Según él, nunca entró en casa de su ex novia y, por tanto, tampoco pudo ni desordenar las fotografías ni pincharle los condones.
"Lo único que hay es la declaración de uno contra otro", señaló ayer el abogado del acusado, Óscar Ballester Ferrando. El letrado aseguró que no hay huellas dactilares que demuestren que el hombre perforase los preservativos ni que estuviese allí. También explicó que en un primer momento se archivó la causa, pero que un mes después se reabrió porque la mujer aportó nuevos testigos. Según la versión de Ballester, la relación de la pareja después de la ruptura ha sido complicada y por eso Eva le ha llevado ahora ante los tribunales.
La última palabra la tiene ahora el jurado popular que verá la causa previsiblemente en primavera en la Audiencia Provincial de Girona. Para decidirse tampoco tendrán mucho a lo que aferrarse. La versión de Eva, la de David, la de una vecina del inmueble de la mujer y las de dos agentes tendrán que bastar en este extraño caso de los condones pinchados.
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