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Reportaje:A FLOTE

No está el horno para bollos, pero sí para pan

Pere Gallés aprendió "a disgusto" el oficio de panadero. Él quería ser aquitecto y su deseo era "ir a Barcelona a estudiar", pero su padre le convenció para que se quedara en Castellterçol (Vallès Oriental) y tomara las riendas del negocio familiar, un horno "de pueblo" fundado en 1860 por su abuelo. Allí conoció los secretos de un oficio que hoy adora y acabó fundando Europastry, empresa líder en España en la elaboración y comercialización de pan prehorneado y bollería ultracongelada. Aunque para ello tuvo que traicionar la voluntad paterna: cumplidos los 30 años, el emprendedor Pere Gallés abandonó Castellterçol y abrió un horno en Badalona, El Molí Vell, que sería el primero de una cadena que consta hoy de 200 establecimientos en toda España, la mayoría de ellos en Barcelona y su área metropolitana.

Para abastecer de productos de pan y bollería a todos los establecimientos de la cadena nació en el año 1982 la empresa Fripan. Era sólo el principio de un negocio que no ha dejado de crecer, aunque lo hizo de manera fulgurante a partir de 1986, cuando Gallés "importó" de Francia la idea del pan ultracongelado. "En realidad, lo que hicimos fue dar un paso más: en Francia se congelaba la masa de pan en crudo, antes de la fermentación, pero nosotros, después de algunos años de pruebas hasta conseguir el producto adecuado, optamos por congelar el pan tras sacarlo del horno a media cocción. Esto aún no se hacía en ningún sitio", explica Gallés.

Europastry, que inauguraba en 1990 en Barberà del Vallès la primera línea automática de pan prehorneado de España, abría así un nicho de mercado en el que la empresa no tuvo competencia alguna hasta ocho años más tarde, cuando otras firmas en España empezaron a copiar la fórmula, aunque sin lograr hacer sombra a la compañía de Gallés. En 2002, Europastry adquirió su principal competidor en el mercado de masas congeladas, Frida Alimentaria, operación con la que se aseguraba el liderazgo en España y Portugal.

Con una decena de centros de producción, que dan empleo a 2.500 trabajadores, Europastry facturó el año pasado 360 millones de euros, un 10% más que el año anterior, índice de crecimiento que se mantendrá este año, según Gallés. La crisis ha reducido sensiblemente las ventas en la línea de productos de bollería -"no se considera un alimento de primera necesidad", justifica el director de la compañía-, pero las pérdidas se han compensado potenciando el subsector del pan.

Europastry ha invertido 45 millones de euros en su planta de Vallmoll (Alt Camp), donde se crearán un centenar de puestos de trabajo, para incrementar la producción del pan Gran Reserva, un producto que la empresa lanzó "con gran éxito" hace un año. Se trata de "un pan como los de antes, en cuya elaboración se invierten más de siete horas con una triple fermentación natural", explica Gallés. "Hemos recuperado el arte de hacer pan que heredé de mi familia, pero mejorándolo con la tecnología más avanzada", agrega.

Convencido de que la innovación es clave para el crecimiento de la compañía, Gallés se enorgullece de haber creado un departamento de I+D, con un equipo de 20 profesionales, para el lanzamiento de nuevos productos, como la gama de bollería infantil "saludable", con menor aporte calórico y sin grasas hidrogenadas. Con una red de 140 distribuidores, Europastry exporta un 15% de las ventas y es la cuarta compañía europea del sector en volumen de facturación.

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