Caixa Catalunya y sus socias pedirán por separado las ayudas para acelerar la fusión

Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa pedirán las ayudas públicas que necesitarán para fusionarse cada una por separado y antes de que se lleve a cabo la integración de las tres entidades, según confirmaron distintas fuentes financieras. El objetivo de este sorpresivo movimiento es intentar acelerar el proceso de fusión, vistos el temor y el nerviosismo que se han expandido en el sector ante la eventualidad de que, con el paso del tiempo, Bruselas considere que ha llegado la hora de cerrar el grifo de las ayudas públicas a la banca o de que, en todo caso, pueda poner trabas o condiciones que hagan más difícil su obtención.

Las fuentes consultadas aseguraron que el Banco de España está de acuerdo en que cada caja llame por su cuenta al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que es el colchón de ayudas previstas para el sector financiero español, que las entidades deberán devolver con elevados intereses al cabo de cinco o, como máximo, siete años. La cifra total no está afinada, pero se espera que ronde los 1.200 millones de euros.

Las cajas desean ganar tiempo y eludir problemas con Bruselas

Los sindicatos ven excesivo un 15% de recorte de empleo en Laietana y Penedès

Cuando se diseñó el FROB, la idea inicial era que fuera la nueva caja fusionada la que diera el paso. Pero pasarían meses si las cajas esperasen para pedir ayudas a que se hubiese formalizado todo el proceso, que comporta su propia disolución y la constitución de nuevos órganos de gobierno de la entidad resultante, con sus nuevos estatutos. "Queremos acelerar el proceso al máximo, no podemos arriesgarnos a un revés", comentan fuentes próximas al consejo de una de las cajas.

Este paso implicará que ya este mismo mes de diciembre cada caja lleve a cabo su propia emisión de participaciones preferentes y que en la práctica el Banco de España funcione como avalador. Cada una pedirá dinero contra el FROB en proporción a sus necesidades de reestructuración y de recursos propios.

Ayer mismo, en Barcelona, el presidente de la patronal de las cajas (CECA), Juan Ramón Quintás consideró "urgente" que se apruebe de forma definitiva el FROB para poder reordenar el mapa de cajas. Este proceso está pendiente del visto bueno de la Comisión Europea. El presidente de la CECA argumentó que "sería tristísimo" que España, que "no ha gastado un euro público" y ha aguantado el temporal, ahora tuviera trabas, cuando otros países han inyectado millones para evitar la quiebra de sus entidades. Quintás alertó también contra la "sobrerreacción regulatoria" como respuesta a la gravedad de la crisis.

La determinación de las tres cajas -Catalunya, Manresa y Tarragona- cobra más sentido tras despejarse por fin anoche, después de varias semanas de tensión, un preacuerdo laboral que allana el camino a la reestructuración de la nueva entidad. El nudo de la negociación se centró en cómo garantizar que acogerse a las prejubilaciones y a las bajas incentivadas sea un acto de veras voluntario. No se podrá decir a un trabajador que voluntariamente vaya a trabajar a más de 25 kilómetros de distancia; pero, si se da el caso, se le pagará un plus.

El pacto laboral fue posible después de que las cajas bajaran el listón del excedente de plantilla de 1.800 a 1.300 personas y del excedente de las sucursales que cerrarán de inmediato de 500 a 395. Otras oficinas no rentables tendrán dos años para demostrar que pueden ganar dinero y para hacerlo.

Cerrado un melón, el noviazgo de Caixa Penedès y Caixa Laietana, que cuenta ya con el respaldo de sus respectivos consejos de administración, abre otro. Las cajas han dicho que prescindirán de un 15% de su red de sucursales y de empleados, pero ayer los sindicatos señalaron que consideran "excesiva" esta escabechina, en vista de que que las duplicidades no son excesivas. La negociación empezará la semana que viene.