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Reportaje:

Viejas industrias para fabricar nueva cultura

Barcelona invierte 23,4 millones en reciclar naves para la creación

La cosa va tomando forma. Al principio, la verdad, lo de las fábricas de creación parecía un proyecto voluntarioso pero un tanto vago. Ahora, aunque aún es todo muy incipiente, comienza a verse ya la potencia de esta apuesta que pretende dotar a la ciudad de seis espacios que funcionarán como laboratorio, taller o vivero de creadores de todo tipo de disciplinas, desde el arte a la música pasando por la danza, el circo y el teatro.

Ayer se presentaron los proyectos arquitectónicos de estos espacios que, en general, se han encargado a profesionales jóvenes con el denominador común de que fueran cautos en el presupuesto, flexibles en la distribución de usos y respetuosos con la historia industrial de los edificios. Aun así, en conjunto el Ayuntamiento de Barcelona destinará 23,4 millones de euros a la rehabilitación de estos edificios, cuyas obras comenzarán en los próximos meses con el objetivo de que puedan estar acabados entre 2011, la mayoría, y 2012.

La mayoría de rehabilitaciones estarán listas a mediados de 2011
Las intervenciones, a cargo de jóvenes arquitectos, buscan respetar la historia
En Hangar, La Escocesa y Fabra i Coats ya está habiendo actividad

Este enorme complejo industrial (17.500 metros cuadrados) que compró el Ayuntamiento de Barcelona en 2005 es la enseña del proyecto. La reforma la realizan los arquitectos Manuel Ruisánchez y Francesc Bacardit, que han optado por intervenciones mínimas -"lo que todos queremos es poder circular libremente por esta fantástica mezquita industrial", explicó Ruizsánchez- que, por ejemplo, se concretarán en el reciclaje de lonas publicitarias en desuso para separar mediante tensores los diversos espacios. Con todo, también se situarán algunos habitáculos insonorizados para ensayos o grabaciones de música y se han previsto salas de despacho y almacén. La intervención más potente será en el acceso, que se situará frente a la chimenea, con un gran foyer que cruzará todo el edificio y conectará las distintas dependencias y usos, que serán múltiples, ya que igual acogerá actividades relacionadas con la música como con el teatro, la danza, el circo, los audiovisuales y la gestión cultural. Aunque la intervención, dicen los arquitectos, será "humilde", la gran dimensión de esta nave (14.500 metros cuadrados) necesitará la inversión de 10 millones de euros. - La Central del Circ. El espacio es conocido ya que se trata de la gruta del Fórum, justo debajo de la placa fotovoltaica, que durante el evento acogió la exposición Habitar el món. El proyecto de los jóvenes arquitectos Xavier Ruscalleda y Marta Lorenzo para este espacio dedicado al circo ha dividido el enorme espacio (3.500 metros cuadrados de 9 metros de altura distribuidos de forma más bien lineal en un semisubterráneo) en tres grandes bloques destinados a la creación (con cuatro pequeños espacios más cerrados para que los artistas puedan idear sus trabajos); una sala común de entrenamiento, y un espacio de puesta en escena. También habrá oficinas, salas de reunión, vestuarios y otros servicios. Según comentó Ruscalleda, "el circo exige concentración, por lo que los espacios son muy neutros". Con un presupuesto de 3,4 millones, el proyecto estará listo a mediados de 2011. - Hangar. Se trata de la ampliación del centro de producción de artes visuales que ya existe en el recinto de Can Ricart. Las arquitectas Yaiza Alonso y Arantxa Manrique mantienen al máximo la estructura de las dos naves industriales de 1.800 metros cuadrados con mínimas intervenciones que se articulan a través de un módulo metálico exento que permite separar los talleres de forma modular y variable y ganar metros con un espacio intermedio en altura. La intervención tiene un coste de 4,2 millones eincluye también la reforma de la nave histórica de Hangar. - La Seca. La medieval fábrica de moneda, que ahora gestionará el Espai Brossa, tendrá un proyecto de 1,9 millones de euros a cargo de Meritxell Inaraja, que rehabilita la parte patrimonial e introduce contados elementos nuevos que ayudan a configurar un patio exterior apto para espectáculos. - Illa Philips. La nave que la empresa eléctrica utilizaba para secar las bombillas, en su recinto del paseo de la Zona Franca, se destinará ahora a espacio para la danza con un proyecto que está ultimando la coreógrafa Àngels Margarit, ganadora del concurso para gestionar el espacio. En su proyecto, valorado en 1,8 millones de euros, las arquitectas Maite Hernando y Sara Galmán buscan respetar al máximo esta arquitectura típica de la década de 1950 y han dividido la enorme sala de forma transversal en dos grandes espacios. Por una parte, un estudio plató de 342 metros cuadrados que mantiene los nueve metros de altura de la nave. El otro espacio se subdivide horizontalmente con un formato intermedio de manera que en la parte superior se crean dos nuevas salas de danza y en la parte de abajo se ubicarán los servicios y oficinas. También crean un acceso a la nave desde el exterior salvando el desnivel con la calle con un podio de hormigón que facilita tanto la entrada de la gente como de materiales. - La Escocesa. Esta antigua fábrica decimonónica todavía está ocupada por un colectivo de artistas. El estudio de Amadeu Santacana y Umberto Viotto interviene en la nave de 2.185 metros cuadrados a través de la creación de varios cortes en la nave con los que pretenden visualizar tanto la memoria industrial como constructiva del edificio. Como en los otros casos, la intervención más visible será en la fachada, ya que en el interior se busca la versatilidad de espacios. El proyecto tiene un coste de dos millones de euros.

'Viveros' gestionados por concurso

"El Ayuntamiento de Barcelona pone las paredes y la reforma de los edificios, pero el contenido lo decidirá la ciudad, no las administraciones. Son los artistas los que tienen el reto ahora de crear y llenar de contenido estas paredes", decía ayer el alcalde Jordi Hereu en la presentación de los proyectos de Fábricas de Creación. Fue en la Fabra i Coats, que no ha esperado a que estén acabadas las obras y acoge ya a 18 creadores o colectivos que utilizan de forma provisional sus instalaciones.

Y es que la operación de las fábricas de creación tiene dos frentes. Por una parte, la necesidad municipal de conservar y dar nuevo uso a estos viejos recintos fabriles, en un tiempo denostados, pero ahora reivindicados por distintos colectivos defensores del patrimonio industrial como parte de la memoria histórica de la ciudad. Por otra, había la demanda de creadores de disciplinas diversas que reclamaban el acceso a talleres y espacios de ensayo a precio asequible, ya que la especulación de la última década les había obligado directamente a emigrar. Las "fábricas", para cuya gestión se han puesto en marcha diversos concursos, funcionarán como vivero o laboratorio a largo plazo, y su acierto sólo podrá verse a medio o largo plazo.

El ejemplo de que el sistema funciona es Hangar. Este espacio gestionado por la Asociación de Artistas Visuales ha sido pionero en este tipo de gestión colectiva que pretende dar servicio a los artistas. Por su nave actual en Can Ricart, que ahora se ampliará, han pasado numerosos artistas. El martes se conocerá el fallo del concurso para ocupar la dirección que ha convocado la asociación, a la que optaban 31 candidatos de los que hay cinco finalistas. Mayor es la demanda para ocupar uno de sus 15 talleres; a los seis disponibles concurrieron la pasada semana hasta 70 artistas. Además de estudios, el centro también ofrece platós, ayuda técnica y otros servicios que utilizan externamente otros creadores.

Otro espacio que también está ya en funcionamiento es el de La Escocesa, que está cedida temporalmente a la Asociación de Ideas M., que acoge en las naves de la vieja fábrica a unos 20 artistas que a mediados del año que viene tendrán que abandonarla para comenzar las obras de reforma.

La mayoría de estos espacios se dedican a una sola disciplina, como la danza en la Illa Philips y el circo en la gruta del Fórum. Incluso hay dos que son gestionados por un colectivo o entidad cultural, caso de La Seca, que durante 10 años será sede del Espai Brossa, o el Ateneu Nou Barris, que aún no tiene listo el proyecto de reforma.

El más polivalente será Fabra i Coats. Es también un ejemplo del tipo de gestión que se busca en estos espacios. Cuenta con un coordinador -el concurso lo ganó el pasado mes de junio Sergi Díaz- y la decisión sobre los proyectos la toma un comité integrado por tres responsables del Icub y cuatro independientes escogidos por el Consejo de Cultura de Barcelona. Optan durante un tiempo limitado (de tres meses a un año) a diversos espacios que se alquilan a precios casi simbólicos: 60 euros las oficinas y 2,2 euros el metro cuadrado los talleres. En la primera convocatoria, el pasado septiembre, se escogieron 18 proyectos entre los que hay grupos de teatro, danza, música y audiovisuales, pero también una revista y una radio por Internet. También se ceden espacios de forma esporádica para ensayos a otros creadores, desde Calixto Bieito a la Sala Beckett. "Esta experiencia nos permite ver cómo funciona la fábrica y de qué manera pueden relacionarse los diferentes creadores", explica Díaz. "Es un laboratorio de pruebas".

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