Camps pierde los papeles
El president valenciano, Francisco Camps, ha perdido los papeles. Y pudiera decirse que también la cabeza. La desmesurada reacción del molt honorable en la pasada sesión de control de las Cortes podría entenderse en el contexto de una tensa lucha dialéctica y de las acerbas críticas que desde hace tiempo viene recibiendo por su vinculación con la trama Gürtel.
Ahora bien, aunque le honra la posterior muestra de excusas, no es de recibo tamaña brutalidad, afirmar poco más o menos que el portavoz socialista pretendiera darle el paseíllo y verlo aparecer en una cuneta. Luna se ha mostrado un orador duro, un tenaz hostigador del jefe del Consell, pero nunca ha pasado a temas personales, toda su crítica ha versado sobre los numerosos indicios que apuntan a una poco clara actuación.
Lamentablemente, la tesis del portavoz socialista de una enajenación del presidente cada vez tiene más visos de realidad. Ya dio indicios de que viviera en una realidad paralela el hecho de que pretendiera no sólo salvar a Costa, sino incluso hacerlo conseller cuando las instrucciones de Génova explícitamente reclamaban su destitución.
En estos momentos, el president Camps está fuera de sí: nervioso y acosado, su discurso es cada vez más paranoico y hostil a las críticas; se defiende atacando y poniendo por ejemplo al presidente Zapatero como máximo responsable que debiera dimitir por la trama Gürtel. Esta actuación desnortada sólo confirma una cosa, Camps está amortizado políticamente.
Sin entrar en los hechos aún sub júdice del caso Gürtel, su actuación como político en los últimos meses no es la que se espera del representante de todos los valencianos: ¿estará finalmente el president Camps a la altura de la dignidad que encarna.
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