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Muere una bebé después de acudir dos veces en un día a urgencias

Falleció en un centro de salud de Fuenlabrada mientras esperaba al pediatra

F. Javier Barroso

"¿Por qué?". Ésa era la pregunta que más se hacía Ruth Chamba, una vecina de Fuenlabrada (194.800 habitantes) que acaba de perder a su hija Estefanía. La pequeña, que ayer cumplía 11 meses, murió a primera hora de la mañana en el centro de salud El Naranjo, en la localidad. Su madre la había llevado el martes en dos ocasiones al servicio de urgencias del hospital de Fuenlabrada donde le diagnosticaron gastroenteritis. "Es una desgracia muy fuerte y alguien tendrá que explicarme qué ha pasado", decía entre sollozos la madre.

Estefanía era hija única de Ruth y Edgar, un matrimonio ecuatoriano de 25 y 28 años respectivamente. La pequeña comenzó a sentirse mal la mañana del martes, cuando empezó a vomitar y a hacer deposiciones líquidas."La niña siempre ha sido muy alegre y muy viva. Jamás ha estado mala", explicaba ayer con voz muy baja la madre. La médica que le atendió en las urgencias del hospital le diagnosticó "diarrea / gastroenteritis aguda" y le prescribió suero en pequeñas cantidades. Los familiares tenían que vigilar si había signos de deshidratación (ojos hundidos, boca seca o disminución de la orina, entre otros). En caso de fiebre, debían suministrarle un medicamento cada cuatro horas.

"Esto se habría evitado si la hubieran ingresado", se queja la madre

La bebé, lejos de mejorar, siguió con los vómitos y las diarreas. Cada vez que le daban suero lo devolvía a los pocos minutos. Casi no orinaba. En esta ocasión, tampoco presentaba fiebre. Durante una hora, la médica de guardia le dio suero oral y la pequeña lo toleró "sin incidencias", según figura en el parte de alta. El tratamiento fue el mismo que el recibido por la mañana.

"Mi hija no estaba bien. Parecía muy débil y no se nos agarraba ni nada. Tenía las piernas y los brazos caídos. Si vomitó en el propio hospital, ¿por qué no la ingresaron?, ¿por qué no analizaron el vómito para ver las causas?", recuerda la madre. Estefanía estuvo despierta prácticamente toda la noche. Su tía Cati la cuidó, mientras su madre intentaba dormir, ya que al día siguiente trabajaba. Es cajera de un supermercado Día cercano a su casa. "Tenía que acunarla para que estuviera tranquila. Le encendí la tele, pero no estaba bien. También tenía que estar andando para que se calmara. Empezaba a estar muy pálida. Cuando se levantó la madre, se dio cuenta de que respiraba mal, como si tuviera bronquitis", recordaba la tía.

La familia decidió regresar al hospital, pero como pensaron que tardarían mucho en atenderla, fueron al centro de salud del barrio. La niña ya casi ni se movía. Allí le dijeron que esperara al pediatra, que llegaba a las 9.10. No dio tiempo. La bebé vomitó y dejó de respirar. Se quedó con los ojos en blanco, según su tía. Cuando fueron los facultativos, ayudados por los sanitarios de una UVI móvil del Summa, la niña había muerto. Su padre permanecía ajeno a todo lo que ocurría. Edgar se había marchado el martes a Barcelona para asistir a un curso de formación para poder encontrar trabajo.

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Los familiares de la niña avisaron a la policía. La madre sufrió un desmayo en el mismo centro de salud del que tuvo que ser atendida por los médicos. La forense, a las órdenes del juez que investiga el caso, le hizo ayer la autopsia y determinó en el avance que Estefanía murió por una gastroenteritis aguda.

"En el hospital me dijeron que estaba exagerando, que seguramente la niña no estaba vomitando tanto como yo decía. Pensaban que les mentía, pero ¿quién sabía mejor que yo lo que le pasaba a mi hija?", se quejaba la madre. "Esto se habría evitado si la hubieran dejado en observación durante toda la noche", añade mientras mira la foto de su hija cuando fue bautizada.

Una portavoz del hospital de Fuenlabrada aseguró ayer que la dirección del centro no tenía conocimiento de la muerte de la niña y que se habían seguido en todo momento los protocolos de actuación.

La familia de la pequeña Estefanía pretende también denunciar el caso y personarse como acusación particular para que se esclarezca lo ocurrido y ver si hubo negligencia médica.

Ruth Chamba, delante de la fotografía de su hija Estefanía en el domicilio familiar de Fuenlabrada.
Ruth Chamba, delante de la fotografía de su hija Estefanía en el domicilio familiar de Fuenlabrada.CARLOS ROSILLO

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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