Miles de alemanes protestan contra la frustrada venta de Opel a Magna
La Comisión Europea pide a los países que no compitan entre ellos frente a GM
General Motors dejó estupefacta a media Europa cuando la noche del pasado martes dio un paso atrás y anunció que no vendía su filial Opel a la austriaco-canadiense Magna. Menos de 48 horas después, la sorpresa se ha convertido en indignación para algunos -Alemania, principalmente- o en alegría, como la que mostró ayer el ministro británico de Empresa e Innovación, Peter Mandelson. Aseguró que la decisión de GM -que congela la inyección de dinero público a la compañía- beneficia a los contribuyentes, especialmente a los de Reino Unido, Alemania y España, los tres países europeos con más trabajadores de Opel.
En Alemania, donde la automovilística emplea a más de 25.000 personas, miles de trabajadores secundaron los paros convocados por los sindicatos. Las movilizaciones se extenderán hoy y el próximo lunes a otras factorías. "GM ha perdido el valor más importante de una empresa: la credibilidad", dijo el presidente del comité de empresa de Opel, Klaus Franz, ante los cerca de 10.000 trabajadores que secundaron la protesta en Rüsselsheim, en el Estado de Hesse.
La distinta reacción de los países con fábricas de Opel ha obligado a intervenir a la Comisión Europea. El responsable de Industria del Ejecutivo comunitario, el alemán Günter Verheugen, reclamó cohesión para que los países no compitan entre ellos frente a GM. "Si cada uno negocia por su lado con Detroit, los americanos podrán elegir la mejor oferta", señaló al diario Hamburger Abendblatt. Verheugen reconoció que sin la intervención de Bruselas no se habría llegado a esta situación, pero justificó la exigencia de pedir aclaraciones al Gobierno de Angela Merkel. "La mayoría de los países de la UE con plantas de GM veía con mucho escepticismo el compromiso de Alemania con Magna y lo calificaron de nacionalismo económico", dijo.
Y frente a la consternación alemana y la alegría británica, el Gobierno español ha optado por un moderado optimismo. La secretaria general de Industria, Teresa Santero, aseguró en RNE que el Gobierno cree que la "buena percepción" que GM tiene de Figueruelas (Zaragoza) hará que las propuestas de reestructuración sean "razonables".
Los sindicatos no se muestran tan confiados. CC OO pidió "contener euforias", ya que no hay ninguna garantía de que los planes del gigante estadounidense respecto a la planta española vayan a ser mejores que los de Magna. El comité de empresa de Figueruelas, por su parte, acordó ayer utilizar el preacuerdo que alcanzó con Magna como base para la nueva negociación con la matriz.
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