Hollywood tira del botafumeiro
El actor Martin Sheen entra en la catedral para grabar su película 'The Way'
Sorteando la lluvia y aguantando el frío, 30 figurantes esperaron ayer por Martin Sheen en la plaza del Obradoiro. Aguardaron de pie cinco horas para grabar una secuencia de no más de tres minutos. Era el mismo plano: Sheen avanzando desde el Pazo de Raxoi hasta la catedral flanqueado por otros tres actores, visto desde la escalinata y desde mitad de la plaza. Y digirido por su hijo, Emilio Estévez. A su alrededor, veinteañeros haciendo de turistas o de peregrinos, ataviados con cámaras, mapas y bastones. Eran, en su mayoría, admiradores del célebre actor, que ultima en Galicia varias secuencias de The Way (El Camino). Las próximas paradas: el interior de la Catedral y Muxía.
"Estudio cine y estoy aquí porque soy súperfan de este actor desde Apocalypse Now" (Francis Ford Coppola, 1979), dice Jacobo, que no pierde detalle del montaje. Como él, sus amigos intentan saber quién forma el equipo, qué materiales utilizan, cómo se organizan. Nacho también se las sabe todas. Ha venido con sus dos hermanos, Pilar y Fran. Han elegido vestirse de peregrinos, y van tan bien ataviados con sus mochilas, chubasqueros y botas que cuando empieza el rodaje no se sabe si son espontáneos o figurantes. "Nos han preguntado otros caminantes que a qué hora habíamos salido", explica Fran, otro de los hermanos. "Pues a las 12 de Vilagarcía', les hemos dicho, y claro, no entendían nada".
El equipo deja Galicia el viernes, cuando grabe en Muxía
La mayoría de los 30 extras venían por ver más de cerca al actor
Pero el viaje les ha merecido la pena, son los peregrinos a los que más se les verá en la película; pasan por detrás del actor en la toma principal. Los otros grupos de figurantes saben que no tendrán tanta suerte. Han cumplido las órdenes del ayudante de dirección al dedillo, repetido la misma escena de hacer fotografías y mirar mapas unas 15 veces, pero no se les verá. "Yo lo hacía por ver cómo era esto, pero si además se me viera...", lamenta una de las chicas.
Los de The Way empezaron en Monte do Gozo el rodaje compostelano. Llevan semanas recorriendo Francia y España para recrear el Camino de Santiago, y ayer llegaron a la primera parada en la que el peregrino ve la ciudad. Hoy grabarán dentro de la Catedral con el botafumeiro en marcha. Las tomas dentro del templo vuelven a los planes de los guionistas, después de que se realizaran varias modificaciones en el texto a petición del Arzobispado, que, según Faro de Vigo, contenía expresiones soeces. Algunos de los figurantes se apuntarán también a las escenas de hoy. "Mañana estaremos calentitos", explica un estudiante sonándose la nariz.
A Martin Sheen se le esperaba con expectación. Cuando a las 14.00 horas aparcó su minibús frente al Hostal dos Reis Católicos, una avalancha de fotógrafos, cámaras y curiosos se agolpó hacia las puertas. Menos curiosidad mostraron los figurantes que habían tenido que esperar, bajo la lluvia, una hora al equipo. Pero se les pasó pronto, en cuanto se montó el plató, las cámaras, los focos, los micrófonos de pértiga con su característico cortavientos y fueron conscientes de que estaba rodándose "una de yankis", como dijo Iria, una de las figurantes. Ellos, que en su mayoría habían esperado conocer a Martin Sheen, como fanáticos de la serie El ala oeste de la Casa Blanca, estaban dentro, detrás de la claqueta.
Sólo la palidez, el pelo rubio y los ojos claros hacen pensar que el que graba es un equipo foráneo. Dado su control de la climatología gallega cualquiera hubiera dicho que todos los días tuvieran que enfrentarse con un tiempo tan variable. Porque ayer el cielo de Compostela pasó, durante las horas de rodaje, por todos sus matices: de azul a gris denso; dejó lluvia suave, fuerte e incluso tormenta. Pero Sheen y los demás, preparados con un profesional equipo de montaña, no dudaron en ponerse la capucha o resguardarse en el soportal de Raxoi en las ocasiones en las que tuvieron que parar de grabar, esperando a que la luz volviera a la misma intensidad.
Así los soportales del ayuntamiento fueron la mejor sala VIP para los actores, el equipo y los extras, que aprovecharon la cercanía del actor y de Emilio Estévez para hacerse fotos con todos. Tampoco perdieron la ocasión los espontáneos que se colaban en el plató de la plaza con toda tranquilidad. "Pues somos como vosotros, turistas y peregrinos", increpaban a los extras, que se apresuraban a explicarles que la escena tenía que permanecer idéntica el tiempo que durara el rodaje.
Entre los espontáneos también estaba el alcalde de la ciudad, Xosé Sánchez Bugallo, que pasó poco antes de acabar hacia el ayuntamiento. "¿Usted no sale en la película, alcalde?", preguntó una de las figurantes, moviéndose para contrarrestar el frío. "Yo no voy preparado con la ropa adecuada", contestó el mandatario, intentando caminar fuera del plano.
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