Otro año de recesión

Casi todos los pronósticos de las instituciones internacionales discrepan del optimismo del Gobierno español, que prevé una recuperación económica en 2010. Las previsiones de la Comisión Europea (CE) conocidas ayer establecen que la economía española volverá a registrar crecimientos anuales positivos en 2011, ejercicio para el que prevé un aumento del PIB del 1%. Pero en 2009 y 2010 seguirá en recesión; las previsiones son del -3,7% y -0,8% respectivamente. Lo peor de las previsiones comunitarias es que este tortuoso retorno al crecimiento deberá sufrir la pesada prueba de una tasa de paro que duplica la media europea y que llegará al 20,5% a finales de este año o comienzos del próximo. No es una predicción descabellada. El paro registrado aumentó en casi 99.000 personas en octubre sobre el mes de septiembre, con lo que el total de desempleados en los servicios públicos de empleo supera los 3.800.000.

El informe de Bruselas no constituye una sorpresa. Desde mediados de 2008 se sabe que la recesión española seguiría una evolución distinta de la que experimentarán los países centrales de la zona euro como Francia o Alemania. La diferencia fundamental es que España tendrá que soportar tasas muy elevadas de paro incluso cuando se consigan crecimientos intertrimestrales del PIB. Es decir, aunque la Comisión indica que en 2011 la economía española volverá a tasas positivas de crecimiento, lo cierto es que la recuperación efectiva, es decir, aquella en la cual se crea empleo, no llegará hasta finales de 2011 o principios de 2012. La razón hay que buscarla en la incapacidad de la economía para generar puestos de trabajo con crecimientos por debajo del 2%.

Por tanto, es una distracción poco productiva centrarse solamente en las variaciones intertrimestrales de crecimiento. Son importantes, pero lo decisivo es crear empleo. Deberían abandonarse las comparaciones oportunistas de las estadísticas del paro, empeñadas en señalar el hecho poco meritorio de que el desempleo en octubre de este año aumentó menos que en octubre de 2008, y centrarse en establecer -y si es posible adelantar- cuándo se alcanzarán niveles de crecimiento que aumenten la ocupación y reduzcan el paro. Bien sabe el equipo económico que, como dice abiertamente la Comisión, si se prolonga la crisis del mercado laboral, puede deteriorarse la sostenibilidad de las finanzas públicas.