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Reportaje:

Mucho muestrario y pocas existencias

El Festival de Otoño apuesta por creadores consagrados - Habrá 32 espectáculos, la mayoría programados durante pocos días

Javier Vallejo

El teatro público debería ser como la sanidad: un servicio universal donde parchear los males del alma, sin cupo reducido ni listas de espera. Toda buena función es semillero de salud mental: lo mejor, nos mejora. El Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid pone anualmente un ramillete de espectáculos de primera al alcance de muy pocos.

La mayoría de los que trae este año (32, sin contar los conciertos) están en cartel entre dos y cuatro únicos días. En tiempo tan breve, dejarán más leyenda impresa que semilla, serán un acontecimiento mediático y estadístico. No se les hace más hueco a estas obras en lenguas foráneas aduciendo que tienen poco público, pero el extinto Festival Internacional de Teatro solía ofrecer más funciones por título, por término medio: si Macunaima y el Titus Andronicus de Deborah Warner han dejado huella en el inconsciente colectivo es porque estuvieron dos semanas en cartel a sala repleta.

No se les hace más hueco a algunas obras aduciendo que tienen poco público

Otro ejemplo de que cuando la dicha es buena corre de boca en boca: el año pasado, el autor y director libanés Wajdi Mouawad, un perfecto desconocido entonces en nuestro país, abarrotó el Español durante 12 noches en fechas pésimas.

También el Festival de Aviñón, donde se estrenan primero algunos de los espectáculos que vienen al de Otoño, suele darles más tiempo: por eso es un acontecimiento donde se forja el gusto, desde hace varias generaciones. Vean la paradoja: la compañía del bailaor Israel Galván arrasó allí en julio durante ocho días con El final de este estado de cosas, que en Madrid estará cuatro únicas noches.

Dicho esto, habrá que tirar cohetes ante la llegada a nuestra ciudad, por fin, de la coreógrafa flamenca Anne Teresa de Keersmaeker, quien, además de su último trabajo, ofrece dos únicas funciones de su legendario Rosas danst Rosas, un ostinato para cuatro bailarinas y cuatro sillas que vimos en Barcelona en el Congrés del Teatre de 1985.

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También es noticia el regreso, 20 años después, de su compatriota Jan Lauwers, quien, en La habitación de Isabella (2004), la pieza más asequible de su tríptico Sad Face / Happy Face escenifica, danza y canta con su Needcompany el ensueño definitivo de una anciana que vivió el siglo XX completo. Otro inédito entre nosotros es el veterano director Jean-Louis Martinelli, que presenta una Medea coral con actrices de Burkina Fasso.

Un festival con vocación de servicio público debe plantearse tres preguntas: ¿Qué hay de bueno en la escena internacional, qué hay de nuevo y qué, que sin ser nuevo, sea desconocido? En el de Otoño, nuevo es Tercer cuerpo, de Claudio Tolcachir, el autor y director argentino revelación. Y poco conocido, el director orfebre letón Alvis Hermanis, que reproduce con hiperrealismo mudo la atmósfera prieta y los personajes desbastados de Sonja, relato de Tatiana Tolstaya, descendiente de Tolstói.

Novedosa también se promete Proprio come se nulla fosse avvenuto, macroinstalación poética de Roberto Andó estrenada en una dársena militar del puerto de Nápoles, que aquí ha de acomodarse a la nave de las terneras del Matadero, con 50 actores.

¿Recuerdan el asedio de Sarajevo? Kamerni Teatar '55, grupo que durante tres años salió a escena a diario bajo los bombardeos, nos cuenta en La noche de Helver una historia opresiva, a la medida de su experiencia.

La presencia de nuevo de grandes nombres tan habituales como celebrados (Robert Lepage, Pina Bausch, el Piccolo, Veronese...) hace más evidente la ausencia sempiterna de la surafricana Hand-spring Puppet Company, este mes en gira por España con su fantástico Woyzeck. De casa, como es habitual, hay poco pero interesante: lo último de Angélica Liddell y una ópera de tres peniques dirigida por Marina Bollaín.

XXVI Festival de Otoño. Del 4 al 29 de noviembre. www.madrid.org/fo/2009/es/index.html.

Una escena de Blue Dragon, de Robert Lepage, obra que se representará en el Festival de Otoño.
Una escena de Blue Dragon, de Robert Lepage, obra que se representará en el Festival de Otoño.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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