Balón muerto, gol vivo
Medunjanin reactiva al Valladolid, que empata con el Espanyol en el minuto 93

Un balón muerto en el área lo cazó Medunjanin de forma impecable. Obús cruzado que atravesó la defensa y se alojó en la portería. Empate en el tiempo de descuento, cuando el Espanyol pereció de ambición, cuando el Valladolid sobrevivió en un ejercicio de voluntad y viveza.
Incómodo, el Espanyol adelanta sus líneas para entorpecer la construcción adversaria. Es un especialista en exigir pelotazos y, por consiguiente, en recuperar balones en posiciones retrasadas. Lo padeció el Valladolid, habituado al fútbol elegante y dinámico y que ayer se mostró torpe en la circulación, anulado en la transición. Pero Mendilibar se las sabe todas. Por eso también impulsó al Valladolid unos metros, lo suficiente para jugar en campo contrario. Lo que produjo un descontrol, un desequilibrio momentáneo: ninguno supo guardarse la pelota. Pero la variante táctica del Valladolid, por arriesgada, se volvió en su contra. Permitió las contras del Espanyol, su arma favorita.
ESPANYOL 1 - VALLADOLID 1
Espanyol: Kameni; Pillud, Roncaglia, Forlín, David García; Moisés, Verdú (Baena, m. 85); L. García, Alonso (Sahar, m. 77), Marqués (De la Peña, m. 65); y Callejón. No utilizados: Cristian; Ruiz, Chica y Nakamura.
Valladolid: Villar; P. López, Prieto, Nivaldo, Marcos; Rubio, Borja (Medunjanin, m. 83); Nauzet (Manucho, m. 75), Canobbio, Marquitos (Bueno, m. 46); y Costa. No utilizados: Jacobo; Baraja, Arzo y Pelé.
Goles: 1-0. M. 50. Luis García. 1-1. M. 93. Medunjanin.
Árbitro: Mejuto. Amonestó a Costa, Marqués, Nivaldo, Nauzet, López, Forlín y De la Peña.
Nuevo Estadio: 27.130 espectadores.
Despistado el Valladolid, saltó Callejón, incombustible y revoltoso. Un remate flojo y otro alto. También lo intentó Iván Alonso con igual suerte. Pero fue Luis García quien culminó con acierto un contragolpe lanzado por Marqués. El hachazo no fue definitivo para el Valladolid, orgulloso y superviviente.
Pochettino, con el marcador a favor, sacó a De la Peña para que mezclara en la medular con Verdú y se adueñaran de la pelota. Pero el rival respondió con virulencia: tiró hacia arriba y encerró al Espanyol. La dinamita la puso Medunjanin: primero lanzó una falta que escupió la misma cruceta y luego engatilló a gol un balón suelto en el área.
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