Los acusados por plagiar la vajilla de Nagel admiten que se modificó el diseño
Los ex directivos de Porcelanas Bidasoa niegan que decidieran hacer el modelo
Los dos acusados por el presunto plagio de una obra del escultor Andrés Nagel admitieron ayer que AZ, la vajilla motivo de la denuncia, es una "modificación" de la originaria Arzak. El juicio oral por el supuesto plagio comenzó ayer, tras cuatro años de espera, en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa con la declaración de los dos imputados en el caso, José Ignacio Fernández Somalo, ex director general de Porcelanas Bidasoa, y Juan Carlos Cullá, su responsable de ventas.
A pesar de que tanto Cullá como Fernández Somalo reconocieron la similitud -aunque con piezas nuevas, relieves distintos y la omisión del nombre del cocinero- entre la vajilla cuestionada, y la Arzak, diseñada por Nagel y producida por Porcelanas Bidasoa en 1999, las fechas de la toma de decisión de producir AZ, esenciales para dar con el responsable del presunto delito contra la propiedad intelectual, no concuerdan.
"Internamente la llamábamos 'Arzak sin Arzak'", declaró Juan Carlos Cullá
Fernández Somalo defendió en sus declaraciones ante la juez que abandonó la empresa en enero de 2004, tras un concurso de acreedores, sin haber tomado decisiones sobre la vajilla supuestamente plagiada. Cullá, en cambio, afirmó que la dirección que sustituyó a Fernández Somalo -Baltasar Marín, ex gerente de EITB y ex director de la Ertzaintza, y Manuel Fraga- se limitó a seguir con el proyecto, ya definido por la anterior dirección según el jefe de ventas. Así, el desarrollo de la vajilla en cuestión comenzó en mayo de 2004 y fue puesta a la venta en noviembre, sin que Nagel fuese informado.
"AZ ha tenido unas ventas mínimas", alegó Cullá-. La abogada de la empresa se esforzó en tratar de demostrar que entre 2004 y 2008 apenas se vendieron unas 25.000 piezas de esa vajilla, frente a las más de 14 millones que se comercializaron durante ese periodo. Por lo tanto, su incidencia habría sido mínima en los beneficios de Porcelanas del Bidasoa, que está a punto de cerrar con una deuda de 15 millones de euros. El proyecto, que según el jefe de ventas estaba previsto desde 2003, fue denominado AZ por él mismo, pero precisó que antes de darle un nombre "internamente la llamábamos 'Arzak sin Arzak".
Cullá defendió que no tiene competencias para decidir sobre la producción de las vajillas, extremo que confirmó en su comparecencia Fernández Somalo. Señaló a Fraga y Marín como las personas competentes para hacerlo y negó que fuera director comercial de Porcelanas Bidasoa, sino sólo el jefe de ventas del área de hostelería. Con el cambio de gestores en 2004 pasó a trabajar como coordinador o "mero interlocutor" del departamento. La defensa de Cullá se aplicó en intentar demostrar que su cliente no se reunió con Nagel hasta 2005, que desconocía si el artista había aceptado el nuevo diseño y que tampoco estaba al tanto de su relación contractual con la empresa.
Ésta era meramente verbal, tal y como explicó Fernández Somalo, y tan sólo había sido plasmada en papel por medio de una carta del ex director general al artista, un procedimiento que no siguió los protocolos habituales en Porcelanas Bidasoa. Nagel creó la vajilla Arzak, que más adelante fue vendida con su visto bueno, y realizó su modificación, denominada Duna.
La Fiscalía pide dos años de cárcel, una multa de 12.000 euros a cada acusado y una indemnización al artista; la acusación particular eleva a cuatro años su petición. Además de los dos acusados, se considera responsables civiles subsidiarios a Porcelanas Bidasoa y a otras cuatro empresas a las que está vinculada económicamente. El juicio, que en su segunda jornada escuchará las declaraciones de los testigos, ha creado expectación en los círculos de artistas plásticos, encabezados por la FEVAP. Su director, Javier Gutiérrez respaldó a Nagel porque sigue "una larga tradición de artistas que han luchado por la defensa de sus derechos morales".
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