Los Reyes y la clase política despiden a un defensor de la democracia
El ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo será enterrado hoy en Oviedo
Santiago Carrillo acudió ayer al tanatorio de La Paz de Alcobendas a despedir a Sabino Fernández Campo. Pocas personas como él saben de la importancia que tuvo el leal consejero del rey Juan Carlos en la consolidación de la democracia. El veterano político, visiblemente emocionado, calificó al general Fernández Campo como "un hombre sabio, bueno y valiente que ha hecho mucho por defender la democracia y la libertad". Y por si a alguien se le había olvidado, recordó, apoyando sus 94 años en un bastón: "Todos debemos un homenaje a Sabino, por lo menos todos los que apreciamos la democracia y el sistema de libertades que se ha dado este país".
Fernández Campo había fallecido en la madrugada del lunes, a los 91 años, rodeado de su familia y tras varios días ingresado en la clínica Ruber Internacional por una oclusión intestinal complicada con una neumonía. En el palacio de la Zarzuela, la muerte del que fue jefe de la Casa del Rey se recibió con hondo pesar. La Reina le había visitado días antes en el hospital, y el Rey llamaba todos los días a la familia para conocer el estado del hombre con quien compartió tantos años de trabajo.
"Tenía un carácter cordial, integrador y tolerante", dijo Peces-Barba
A las siete de la tarde, vestidos de riguroso luto, los Reyes acudieron a despedir a su leal consejero. Permanecieron con la familia 15 minutos y a la salida no quisieron hacer declaraciones. La Casa del Rey anunció que mañana, miércoles, se oficiará un funeral en la capilla del palacio del Pardo, al que asistirán la familia real, la del fallecido y el personal que trabaja en el palacio de la Zarzuela.
Las primeras en llegar, nada más abrirse la capilla ardiente, fueron las infantas Elena y Cristina, que consolaron a su viuda, María Teresa Álvarez, y a sus hijos. A todos les une una relación de cercanía, porque el conde de Latores ha visto crecer a los hijos de los Reyes. Pero este cariño no impidió que Fernández Campo hablara abiertamente de algunas cuestiones relativas a su vida.
Precisamente, en la última entrevista que concedió a la revista As-66, el ex jefe de la Casa del Rey defendió que la familia real debe ser "más sacrificada" y "dar un ejemplo mejor", a la vez que reconocía que no le gustaban algunos de los últimos acontecimientos sucedidos en la Monarquía española, como la separación de los duques de Lugo o la marcha a Washington de los duques de Palma.
A última hora de la tarde y llegados de Barcelona, los Príncipes de Asturias se sumaron al duelo. Don Felipe ha sido el único miembro de la familia real que ha hablado públicamente de Fernández Campo, a quien agradeció su trabajo y lealtad. Fue el viernes en el discurso que pronunció en la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Y es que aunque alejado de la primera línea, Fernández Campo nunca dejó de ser un referente, como recordaron ayer en la capilla ardiente Gregorio Peces-Barba, Manuel Jiménez de Parga o Nicolás Redondo. "Tenía un carácter cordial, integrador y tolerante", señaló Peces-Barba. El líder de UGT, Cándido Méndez, destacó su "enorme discreción" y su contribución a la "consolidación del Estado democrático".
También acudieron a rendir homenaje al fallecido, entre otros, el ex presidente Aznar -"fue un gran servidor de España y un gran patriota. Todos los españoles debemos estarle muy agradecidos"-, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el presidente del Congreso, José Bono, la duquesa de Alba, Antonio Garrigues y Adolfo Suárez-Illana, quien desde allí acudió a visitar a su padre. "Ya no entiende las palabras pero le comunicaré como pueda la noticia", dijo. La ministra Carme Chacón fue la única representante del Ejecutivo que acudió a la capilla ardiente.
El funeral se oficiará a las cinco de la tarde de hoy en la catedral de Oviedo.
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