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Las fuerzas que se solidarizaron con Otegi rechazan su plan

ELA, EA y Aralar exigen que ETA se autoexcluya

Luis R. Aizpeolea

Aunque la izquierda abertzale encontró una importante respuesta solidaria por parte de los sindicatos y partidos nacionalistas vascos en la manifestación de protesta por la detención de Arnaldo Otegi celebrada el sábado de la pasada semana, otra cosa es la respuesta que está teniendo en los partidos abertzales su petición de adhesión a su proyecto de polo soberanista. Los principales destinatarios -el sindicato ELA y los partidos independentistas Eusko Alkartasuna (EA) y Aralar- lo rechazan mientras ETA no se retire de la escena.

Tanto ELA como EA y Aralar distinguen entre la solidaridad contra la represión a la izquierda abertzale y un compromiso político con ésta. La izquierda independentista, que tenía previsto presentar su proyecto de frente soberanista el próximo verano, ha decidido acelerar su presentación tras la detención de Otegi y Díez Usabiaga. Pero tendrá que realizar su recorrido sola mientras no consiga la retirada de ETA del proyecto.

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Ya no es sólo el Gobierno de Zapoatero el que dice que la banda terrorista es sólo un obstáculo para el desarrollo de la izquierda abertzale. Si éste le exige la retirada de ETA o su desmarque de la banda armada para poder presentarse a las elecciones municipales de mayo de 2011, ELA, EA y Aralar le exigen la retirada de ETA para participar en su proyecto soberanista.

El pasado jueves, el sindicato ELA hizo público un documento en el que exige a ETA que dé "pasos unilaterales" para terminar con el terrorismo, porque "el Estado no va a dar nada a cambio". Y añadía que la retirada de la banda posibilitaría la constitución de alianzas entre partidos soberanistas. En una posición similar se encuentran EA y Aralar.

Eusko Alkartasuna se desmarcó de las conversaciones con la izquierda abertzale sobre el polo soberanista, en diciembre de 2008, cuando ETA asesinó a Ignacio Uria y la izquierda radical no se desmarcó de la banda. Todos los partidos nacionalistas tienen en la memoria el Pacto de Lizarra (1998), suscrito por todos, incluido el PNV, que trató de tutelar ETA y que lo rompió cuando no consiguió su meta: dominarlo.

El PNV, que también apoyó la semana pasada la manifestación de rechazo a la detención de Otegi, ni siquiera cuenta en los planes de la izquierda abertzale para el polo soberanista. Tampoco el PNV tiene interés en la operación, que ve con escepticismo.

El texto base que la izquierda abertzale plantea para debate apuesta por la acumulación de fuerzas soberanistas. Pero es insuficiente. No se plantea el desmarque de ETA y asume, incluso, algunas de las críticas que le dirigió la banda por su actitud durante el proceso de paz de 2006, como haber primado la negociación, dando la espalda a la acumulación de fuerzas y a la movilización popular.

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