Polémica en Reino Unido por una tertulia política en la BBC
El ente público invita al líder de un partido de ultraderecha
Varios cientos de personas intentaron ayer sin éxito impedir el acceso de Nick Griffin, líder del extremista Partido Nacional Británico (BNP, en sus siglas en inglés) a los estudios de la BBC en el oeste de Londres. Los manifestantes querían evitar que Griffin participara anoche en el tradicional coloquio Question Time, en medio de una gran polémica política.
Grupos antifascistas y antirracistas y gran parte del Partido Laborista han puesto el grito en el cielo por la invitación de la BBC a un partido que no admite a gente de color entre sus militantes -una segregación racista que está en proceso de enmienda por orden judicial-, siente asco hacia los homosexuales, niega el Holocausto y promueve la repatriación de los inmigrantes.
El Partido Nacional sólo admite blancos en sus filas y niega el Holocausto
Pero la BBC se defiende con buenos argumentos: su estatuto le obliga a ser políticamente neutral y el BNP es un partido legal, que se presenta regularmente a las elecciones y que no sólo está ganando concejalías, sino que en las últimas europeas obtuvo dos escaños. Su líder, Griffin, fue elegido en mayo eurodiputado.
Si alguien tiene que prohibir el acceso de los dirigentes del BNP a los medios de comunicación es el Gobierno, como hizo Margaret Thatcher en los ochenta con los dirigentes del Sinn Fein, argumenta el director general de la BBC, Mark Thompson: "Si hay razones para aplicar la censura, eso es algo que se ha de debatir y decidir en el Parlamento. La política de censura no puede ser decidida por la BBC".
Mientras los conservadores han adoptado un perfil bajo, la controversia ha dividido al Partido Laborista. El ex alcalde de Londres, Ken Livingstone, advirtió antes del debate que "si alguien resulta herido, la responsabilidad moral será de la BBC".
Quizás el más beligerante ha sido el ministro Peter Hain, un político de origen surafricano que luchó contra el régimen del apartheid y está especialmente comprometido contra el racismo. "Cuando tratas a los racistas igual que a los demás, te comen el terreno. Lo vimos con la Alemania nazi", ha denunciado.
Los laboristas, que han hecho una excepción a su política oficial de no entrar en debates con el BNP, enviaron al coloquio de anoche a uno de sus políticos con más tablas, Jack Straw. El primer ministro, Gordon Brown, vino a aceptar la postura de la BBC al expresar su deseo de que el programa pusiera en evidencia el extremismo del BNP.
Pero para el BNP el debate en sí era lo de menos. La extraordinaria publicidad generada por la controversia ha sido un inmenso regalo. "Quiero dar las gracias a la clase política y a sus aliados por ser tan estúpidos. El enorme furor que ha creado la clase política en torno a esto nos ha llevado a niveles de reconocimiento público que nunca habíamos alcanzado hasta ahora", dijo Griffin en una entrevista en The Times.
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