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"La culpa es de la sociedad"

Los jóvenes de Pozuelo no se creen responsables de los disturbios de septiembre

Pablo Linde

Es la sociedad, que los hace así. O la educación que reciben en casa. O los malos ejemplos que ven en la televisión. O la policía, que les incita. Unos 500 estudiantes de seis institutos de Pozuelo de Alarcón (81.300 habitantes) discutieron ayer sobre la violencia juvenil en general y sobre los disturbios que acontecieron en el pueblo durante las fiestas en particular. La conclusión: poca autocrítica.

El argumento general de estos jóvenes de 15 y 16 años es que lo que ocurrió hace mes y medio en la feria fue un hecho aislado, que empezó con una pelea entre pocos, se agravó y los agentes de policía se pasaron con sus agresiones.

Pero no todo fue echar balones fuera. También propusieron soluciones y asumieron que son la generación que llevará las riendas de la sociedad en el futuro. "Adultos, no os preocupéis, aunque parezcamos alocados, lo vamos a hacer bien", intentaba tranquilizar Celia Martínez, alumna del instituto Liceo Sorolla.

Cuando hablaban de su generación, reprendían a los adultos por no dar buen ejemplo. "Si vemos que en el Congreso de los Diputados están durmiendo o ausentes de las sesiones", argumentaba Laura Monleón, del Kensington, "¿de quién es la crisis de valores? Creemos que no es de la juventud, sino de todo el mundo", proseguía. "No es que los jóvenes demos problemas a la sociedad, es que una sociedad problemática nos hace como somos", replicaba otro chaval.

Y llegados a este punto derivaban la conversación a los altercados de las fiestas de Pozuelo. Muchos habían estado y aseguraban haber visto agresiones injustificadas, abusos de poder policial o víctimas de pelotazos de goma que sólo trataban de volver a sus casas tras ver la que se había liado.

La propia Laura, de 16 años, explicaba cómo uno de sus amigos fue agredido, esposado y arrestado por los policías sin haber hecho nada. "En esas situaciones es lógico que los padres defiendan a sus hijos. Aunque también es cierto que nunca ven los defectos propios y siempre tienden a pensar que los malos son los de los demás. Hay que ser más consciente de la responsabilidad de cada uno", matizaba. Hacía algo de autocrítica cuando pedía a todos la voluntad de hacer cosas para mejorar, no ser meros espectadores de lo que acontece a su alrededor y asumir las cosas porque sí.

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A la hora de buscar soluciones, la mayoría de los jóvenes que participaron en este encuentro, auspiciado por el Ayuntamiento de Pozuelo de Alarcón, era consciente de que el diálogo, la comprensión o el derribo de los prejuicios son una condición indispensable para avanzar como generación. "Muchas veces buscamos las diferencias con otros basándonos en el simple aspecto físico y de ahí nacen los problemas", argumentaba uno de los alumnos que intervino.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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