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Una mujer denuncia a Metro porque fue agredida y arrojada a la vía

La víctima acusa a la compañía de no protegerla de un ataque en un andén

Carmen llegó al andén con sus amigos. La marcha había acabado de madrugada y el metro estaba abierto para volver a casa. Subieron al vagón y dos hombres se colocaron cerca. Intentaron propasarse con su amiga. Los ahuyentaron. Cuando Carmen (nombre ficticio) se bajó sola en la parada de Gran Vía y dejó a sus amigos en el vagón, los hombres salieron y la acorralaron. Mientras uno intentaba quitarle el bolso, el otro la toqueteaba. Ella les empujó, se resistió, gritó pidiendo ayuda. Sus amigos la escucharon y salieron a socorrerla un instante antes de que el tren se fuera. Consiguió que no le quitaran el bolso, pero uno de los hombres la tiró a la vía antes de huir.

La mujer, de 31 años, se rompió el codo derecho aquella madrugada, el 15 de diciembre de 2008. No quiere dar su nombre ni enseñar el rostro. Dice que todo fue "demasiado vergonzoso y desagradable" como para que la reconozcan por la calle.

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Pero su imagen quedó grabada. El momento en el que salió del vagón, el acorralamiento, el forcejeo, el tren partiendo, el rescate de la vía. Todo aparece en el vídeo tomado por una de las cámaras de seguridad del metro, instalada en un lateral del pasillo de la estación de la línea 5.

Al día siguiente, Carmen puso una denuncia en la comisaría contra los dos hombres que la agredieron y contra Metro. "Aunque gritó para solicitar ayuda, no había ningún tipo de seguridad en el andén que acudiera a socorrerla", señala la denuncia. No es la primera vez que ocurre. Otro viajero al que unos desconocidos golpearon en unas escaleras mecánicas también demandó a Metro. Y ganó.La mujer se encontró a dos vigilantes en el vestíbulo principal de la estación cuando ya había pasado todo. Mientras, los dos hombres que la abordaron llegaron a otro andén y se sentaron a esperar. Aparecen en la grabación de otra cámara. El rubio alto de la gabardina marrón y la bolsa en la mano, el moreno de los vaqueros y la cazadora negra de piel.

Dos individuos "extranjeros", según denunció Carmen en comisaría, que aguardan entre risas un nuevo tren. La mujer contó a la policía que reconocería a ambos "sin ningún género de dudas". Y lo hizo. Identificó a uno de ellos en una fotografía en comisaría. Los dos siguen en la calle. El Juzgado de Instrucción número 7, al que ha llegado la denuncia de la mujer, requería a principios de octubre a la policía que lo localizara.

Carmen y su abogado denunciaron el caso ante los tribunales. Piden un castigo para los dos hombres por los delitos de robo con intento de homicidio y agresión sexual. Y reclaman una indemnización de 400.000 euros a Metro por omisión del deber de socorro.

El abogado de Carmen ha ido engordando el expediente judicial con varios artículos de prensa que detallan las diferentes medidas de seguridad del suburbano madrileño: las 4.000 cámaras instaladas para facilitar la vigilancia en pasillos, andenes y estaciones y la sala de control situada en las instalaciones de Alto del Arenal desde donde se ven las imágenes de todas esas cámaras.

El letrado reclamó al juzgado de instrucción que prestaran declaración el director de Operaciones de Metro de Madrid, Isaac Centella, y el agente del Cuerpo Nacional de Policía que custodia la sala de monitores, además del conductor que llevaba aquella madrugada el tren y que se marchó de la estación mientras todo estaba sucediendo. "El citado conductor podía haber utilizado la emisora de la cabina para informar y no lo hizo", reclaman en uno de sus escritos. El juez declinó llamar a declarar al conductor "pues no vio ni el incidente ni a los autores", según señala en una de sus notificaciones al abogado.

La mujer, que se fracturó el codo al golpearse contra las vías, tuvo el brazo derecho inmovilizado con una férula durante 24 días. Necesitó rehabilitación, según uno de los partes que aporta como prueba. "La cura duró más de tres meses", asegura ella.

Otra revisión médica aconsejaba que evitara realizar esfuerzos durante dos meses. Y asegura que ha pasado más de medio año sin poder subirse en un metro por el mal recuerdo de lo que le ocurrió. "Ahora intento ir sólo cuando viajo con amigos". A la estación de Gran Vía no ha vuelto a bajar. Un portavoz de Metro declinó ofrecer una explicación sobre lo ocurrido. "Será el juez el que decida lo que hacer", explicó.

Vídeo: ELPAÍS.com

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