Decir no, pedir menos
La conciliación de la vida laboral y familiar ha provocado que sean necesarios cada vez con mayor frecuencia nuevos recursos y figuras que puedan llegar allí donde el trabajo no permite llegar a los padres y, sobre todo, a las madres. Así, el papel del abuelo o abuela como recurso al que acudir para el cuidado de los nietos es cada vez más frecuente. Son las abuelas la principal estrategia para que, sobre todo las mujeres, puedan compatibilizar el trabajo y la familia. El género es relevante, pues suele recaer sobre las abuelas. El cuidado puede ser esporádico (una vez por semana, salidas de los padres) o regular (tener al nieto en casa todo el día mientras los padres trabajan).
En cuanto a las consecuencias que este rol tiene en las abuelas cuidadoras, muchas se sienten satisfechas de poder aportar cuidados y sienten que, además de ayudar a sus hijos a conciliar trabajo y familia, cuidar a los nietos es una tarea con significado, y la realizan por placer. Este incremento cada vez mayor del rol de cuidador de los abuelos se debe fundamentalmente a la escasez de guarderías públicas y a los precios de las privadas, ya que, tanto unas como otras son un recurso importante para la conciliación. Sin embargo, cuando el niño está enfermo y se queda en casa, el recurso son casi siempre los abuelos.
Hoy día, las personas mayores de 65 años son activas y gozan de buena salud. Un número considerable de las mujeres están jubiladas, lo que implica que ya se habían incorporado al trabajo fuera de casa. Muchas, con la llegada de los nietos, tienen que asumir algunas renuncias en su tiempo libre, lo cual puede ser, por una parte, satisfactorio, por cuidar de los nietos, pero, por otra, puede resultar un obstáculo para disfrutar de su libertad. Muchos abuelos dicen que antes podían salir de excursión o viaje, ir al cine, ver a los amigos El cuidado de los nietos impide estas actividades, aunque también es cierto que a algunos esa tarea les proporciona una manera de ocupar el tiempo libre. En todo caso, es difícil generalizar, pues la repercusión física y psicológica del cuidado puede ser muy diferente entre unos y otros.
Los abuelos han de ser capaces de decir no, y los hijos deben ser conscientes de que no pueden pedir a sus padres que renuncien a su libertad para cuidar a sus nietos.
Carme Triadó es catedrática de Psicología Evolutiva.
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