España se sitúa en medidas de ahorro energético a la cola de los países ricos
Sólo se ha desarrollado el 10% de las iniciativas que recomienda la Agencia Internacional de la Energía - La AIE corrobora el liderazgo en renovables
La reunión que el club de los países ricos celebró en 2005 en Gleneagles (Escocia) ha quedado como un monumento a la retórica más hueca. El G-8 reconoce ya que está muy lejos del objetivo de doblar su ayuda a África, anunciado a todo trapo entonces. Y tampoco queda en buen lugar el impulso a la eficiencia energética, otro de los malhadados pactos de Gleneagles. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) divulgó ayer una revisión de la marcha de este acuerdo, que se sustentó en 25 medidas. El informe amplía el foco a los 28 países avanzados que forman parte de la AIE. Apenas cuatro (Japón, Reino Unido, Canadá y EE UU) han desarrollado, total o parcialmente, la mitad de estas políticas. "Y dos han desarrollado menos del 10%", señala con el dedo la AIE. No hay dónde esconderse: España y Polonia son los últimos de la clase.
Se reconoce el impulso normativo, pero el gasto público en I+D baja
Las medidas recomendadas afectan a varios sectores e incluyen incentivos fiscales al ahorro energético, exigencias legales de uso de energías renovables o de aislamiento térmico en edificios, el recambio de los electrodomésticos más derrochadores, la generalización de las bombillas de bajo consumo, la incorporación de gestores energéticos en las empresas o el fomento de formas de transporte eficientes, como los vehículos eléctricos.
Son iniciativas que suenan ya a sabidas. Una paradoja que aclara el propio informe de la AIE: España es el más retrasado en el desarrollo de estas medidas, pero el campeón de la puesta en marcha. Un 70% de las políticas están en fase inicial o, al menos, planeadas. "En los dos últimos años, España ha anunciado un número impresionante de medidas", reconoce el informe.
La revisión de la AIE coge al Gobierno español con el paso cambiado: al retraso acumulado hasta la pasada legislatura (también socialista) se opone el activismo normativo de ésta, que aún no ha dado frutos. El ministro de Industria, Miguel Sebastián, ha sido el principal agitador, con sus propuestas para limitar la temperatura en los edificios públicos, o regalar bombillas de bajo consumo. Pero su principal apuesta normativa, la Ley de Eficiencia Energética, aún aguarda a su encaje en otro proyecto sobrevenido, la Ley de Economía Sostenible. Otras iniciativas, como la reforma del código técnico de la edificación (abril) o el plan de fomento del vehículo eléctrico (septiembre) no entraron en la revisión de la AIE, que examinó hasta marzo de este año.
Los técnicos de la Agencia reclaman al Gobierno que vigile la aplicación de las medidas "en las comunidades autónomas", y le insta a ser más ambicioso en la trasposición de las directivas europeas. "España debe finalizar y aplicar una estrategia de movilidad sostenible ya", añade.
Los datos evidencian la importancia del ahorro energético para la economía española. España es el séptimo país más dependiente entre los 28 miembros de la AIE, ya que sólo es capaz de generar el 20% de la energía que consume.
Los datos de la Agencia corroboran la supremacía española en renovables: es el tercer país en parques eólicos instalados y el cuarto en energía solar. Pero vuelve a pinchar si se analiza el gasto público en I+D específico para energías renovables en 2008: en relación al PIB, se ha dado marcha atrás respecto a los niveles de 1990 y apenas llega a una cuarta parte de lo que se gastó Finlandia, el país que más dinero de su presupuesto destina a este fin.
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