Antídoto para la identidad

Con su textura de película doméstica y su naturaleza de testimonio de una inocencia y una felicidad irrecuperables, las primeras imágenes de Infectados ofrecen una falsa pista: se diría que algo de Larutanatural (2004), el cortometraje que sirvió de tarjeta de presentación para Álex Pastor, uno de los dos hermanos debutantes en esta funcional pesadilla pandémica, ha sobrevivido en este salto a Hollywood por la puerta del producto de multisalas.

En Larutanatural, Álex Pastor elaboraba su particular juego de cronología invertida a la manera del Martin Amis de La flecha del tiempo o del J. G. Ballard de Tiempo de pasaje sin acreditar ninguna fuente de inspiración -algo, por otra parte, demasiado común entre los cortometrajistas españoles, a los que las ideas geniales se les parecen manifestar por ciencia infusa, sin que, pongamos por caso, Fredric Brown o J. D. Salinger hayan tenido nada que ver en ello-.

No obstante, en ese trabajo de licenciatura se revelaba a un cineasta en perfecto control de su lenguaje, con capacidad para combinar pirotecnia visual, precisión narrativa y mirada humanista limpia de sentimentalismo. Hubiera sido interesante que el Álex Pastor que firmó Larutanatural se manifestase en una película de género marcada por la idea del fin de la historia y la desintegración de lo humano. Ópera prima compartida con su hermano David Pastor -también con sólida trayectoria en el cortometraje-, Infectados es un trabajo notable, pero, también, una ocasión perdida: un producto eficaz, pero sin toque de distinción.

Cambio de paradigma

En los noventa las cinematografías europeas vieron cómo una nueva generación de cineastas intentaba articular diversas fórmulas de cine de consumo diseñadas para competir con Hollywood en su propio terreno.

El caso de los hermanos Pastor es representativo de un cambio de paradigma: esas mismas cinematografías generan hoy al modelo de profesional capaz de integrarse en el funcionariado de la industria americana sin que se manifiesten problemáticas aristas autorales. Infectados, relato apocalíptico con grupo de supervivientes abocados a la nada, ofrece corrección y competencia técnica, pero parece inmune a toda ambición por el gesto memorable.