Hermanos de guerra
El apoyo chino a Corea del Norte se basa en un pasado de lucha contra EE UU
El 25 de noviembre de 1950, un avión estadounidense bombardeó el refugio de un destacamento de soldados chinos situado en una vieja mina de oro en territorio norcoreano y acabó con la vida de Mao Anying, el mayor de los hijos de Mao Zedong. Hacía poco más de un mes que China había entrado en la guerra de Corea (1950-1953) para apoyar a los comunistas del Norte. Cuando semanas después el líder chino se enteró de su muerte, declaró: "En la guerra debe haber sacrificio. Sin sacrificio no habrá victoria. Sacrificar a mi hijo o al de otra gente es exactamente lo mismo", y se negó a que el cuerpo de Anying fuera repatriado.
Un busto de bronce del joven soldado, fallecido a los 28 años, flanquea el acceso al puente de Qing Cheng sobre el río Yalu, frontera natural entre Corea del Norte y China. El puente fue volado hace seis décadas, pero la estructura de hormigón se interna aún varios cientos de metros en el río antes de quedar interrumpida en el centro.
En el extremo norcoreano, los militares han construido un puesto de vigilancia. En el lado chino, un empleado cobra un euro por acceder a él. A pocos metros, una docena de barcos chinos ofrece a los visitantes un rato de navegación para observar la vida en Corea del Norte en ese tramo del Yalu, unos 50 kilómetros al norte de Dandong (provincia de Liaoning).
Si el puente roto de Qing Cheng es un recordatorio del aislamiento en que vive el Norte, el busto del hijo de Mao simboliza la amistad con China. La muerte de Mao Anying y la de otros 180.000 chinos, según Pekín -varios cientos de miles, según fuentes occidentales-, en la guerra de Corea forman la base sobre la que se asientan las relaciones entre los dos países. Unas relaciones selladas en un conflicto con el que Pekín quiso evitar que Estados Unidos, aliado de Corea del Sur, se plantara en su frontera.
"Los chinos nos llevamos bien con los norcoreanos. Existe una gran amistad", aseguraba en Dandong Li Haiping, una empresaria de 50 años del sector textil, que fabrica ropa en el Norte. Sus suministradores le piden a veces que les pague con tejido o piezas de recambio para las máquinas.
Muchas pequeñas empresas como la de Li comercian con el país estalinista, pero los negocios son realizados principalmente por compañías estatales y militares. A China le interesan las materias primas. Los norcoreanos compran artículos de primera necesidad. El comercio bilateral ascendió a 2.000 millones de euros el año pasado.
La mayoría de los intercambios entre los dos países cruza en camión y tren por el llamado Puente de la Amistad entre China y Corea, construido en 1943, que conecta Dandong con la ciudad de Sinuiju, en el Norte. Cada día pasan por él de 80 a 100 camiones cargados en dirección al Norte y aproximadamente la mitad en sentido contrario. "Los camiones chinos regresan con mineral de hierro y carbón", explica Wang Bin, de 48 años, que hace a menudo la ruta entre ambos lados.
La economía del régimen estalinista sobrevive en gran parte gracias a China, su cordón umbilical, ya que le facilita el 90% del petróleo y el 80% de las materias primas. Las exportaciones norcoreanas crecieron un 23% el año pasado y las importaciones más de un tercio, gracias a Pekín, con quien realizó el 73% del total de sus intercambios, cuando en 2003 era el 32%. Este incremento es debido en buena medida al deterioro de las relaciones con Seúl desde que el presidente surcoreano Lee Myung-bak accedió al cargo, en febrero de 2008, con una línea más dura hacia el Norte que sus predecesores.
La economía norcoreana se hundió tras la desintegración de la Unión Soviética. En la segunda mitad de la década de 1990, sufrió una hambruna a causa de la mala gestión económica y los desastres naturales que costó la vida a cientos de miles de personas. Tras nueve años de contracción, el PIB creció a partir de 1999, hasta que en 2006 y 2007 volvió a caer, debido a las sanciones internacionales aplicadas tras su primer ensayo atómico. El año pasado aumentó un 3,7%, según el Banco Central de Corea del Sur, y alcanzó 14.300 millones de euros.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.