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El Clínico traslada la mitad de sus camas

Las obras en un ala obligan a cerrar habitaciones y llevar enfermos a otros centros

Se acabaron las habitaciones de cuatro camas separadas -sólo a veces- por exiguas cortinas y los baños compartidos. Ésa es la estampa que aún hoy puede verse en el ala norte del hospital Clínico. Mientras los nuevos hospitales presumen de habitaciones individuales, en el centro de referencia de medio millón de personas -más de 900 camas disponibles- todavía hay plantas (la cuarta y la quinta, por ejemplo) en las que cuatro enfermos y sus familias comparten el mismo espacio y salen al pasillo a asearse en baños antediluvianos.

Será por poco tiempo. La segunda fase del Plan Director, ya en marcha, prevé remodelar el ala norte al completo. Ya se hizo con el ala sur hace una década, pero con una diferencia: si entonces la obra avanzó por etapas, sin entorpecer más de lo estrictamente necesario la actividad del centro, esta vez la reforma será mucho más radical. El hospital va a cerrar 390 camas y a trasladarlas a otros centros durante casi un año y medio. El cierre, que será paulatino, se inicia este mismo mes. Empezará por psiquiatría, en la octava planta, y seguirá hacia abajo. Una vez que el ala se vacíe, a mediados de noviembre, entrarán las máquinas, que necesitarán entre 16 y 18 meses para acometer la reforma.

El hospital derivará también parte de su actividad quirúrgica
El Clínico inauguró ayer sus nuevas urgencias, el doble de grandes

Esperanza Aguirre inauguró ayer las nuevas urgencias del Clínico mientras medio centenar de trabajadores la increpaban en el exterior.

La primera opción de Sanidad fue agrupar todas las camas y el personal sanitario en un mismo centro, el hospital militar Gómez Ulla. Sin embargo, las negociaciones con el Ministerio de Defensa no han dado sus frutos. "El Gómez Ulla está descartándose por problemas de acuerdo", afirmó ayer el director general de Hospitales, Antonio Burgueño. De hecho, el equipo directivo del Clínico ha tenido que preparar un plan alternativo a un mes escaso de que empiece el traslado, explicó el gerente del centro, José Soto.

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Burgueño apuntó a varias opciones: el Gregorio Marañón, el Santa Cristina y la Cruz Roja. El primero, añadió, "podría absorber toda la maternidad". La más que probable dispersión de enfermos y trabajadores no convence a los sindicatos. UGT critica las "prisas" por acabar la obra. Cuando se redactó el Plan Director, se preveía que la segunda fase duraría cuatro años. Ahora se ha reducido a uno y medio. "Es una cuestión política. Hay que terminar, como sea, antes de las elecciones de 2011", critica Juan Antonio Alba, representante de UGT.

El Clínico tendrá que trasladar también parte de su actividad quirúrgica. Mantendrá las operaciones ambulatorias (el enfermo se va a casa tras la intervención), pero cuando el paciente tenga que ser hospitalizado se le derivará para que le operen en otro centro.

Esperanza Aguirre mencionó ayer, durante la inauguración de las urgencias, la reforma del ala norte, gracias a la cual "el hospital va a convertirse en una infraestructura sanitaria de vanguardia en España y en Europa", dijo. No explicó -se marchó sin admitir preguntas- cómo se iba a llevar a cabo. Mientras describía las nuevas urgencias, unos 50 empleados sanitarios la abucheaban desde el exterior. Se oían, amortiguados, gritos de "Sanidad pública" y "Espe, Espe, especulación". Los concentrados exhibían pancartas: "Duplicar un servicio sin incrementar el personal es un nuevo fraude asistencial".

El hospital informó de que ha contratado a tres enfermeros, tres auxiliares, dos celadores y dos informadores para reforzar la plantilla. Ningún médico. Las urgencias tienen ahora el doble de espacio que antes y se dividen en dos plantas. La superior está destinada a los pacientes que van a necesitar ingreso, en urgencias o en hospitalización.

Es aquí donde el pasado mes de enero se colapsó la sala de agudos. Cuando EL PAÍS la visitó, encontró a 25 enfermos en un lugar diseñado para 18. El Defensor del Pueblo aseguró que daba servicio "sistemáticamente" a más del doble de pacientes con el mismo personal. Tras la reforma cuenta con 30 puestos. La planta inferior es para los que no requieren ingreso y alberga las consultas de pediatría, ginecología, traumatología, oftalmología y otorrinolaringología.

Trabajadores del Clínico protestan contra la privatización de la sanidad durante la inauguración de las nuevas urgencias del hospital.
Trabajadores del Clínico protestan contra la privatización de la sanidad durante la inauguración de las nuevas urgencias del hospital.LUIS SEVILLANO

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