Las potencias exigirán hoy a Irán que pruebe que no busca la bomba nuclear
El presidente iraní desprecia la posibilidad de sanciones ante la cita de Ginebra
El Alto Representante europeo Javier Solana y el negociador nuclear iraní, Said Yalilí, se reúnen hoy en Ginebra con objetivos distintos, si no contrapuestos. Solana, en nombre de las cinco grandes potencias (EE UU, China, Rusia, Reino Unido y Francia; más Alemania), busca garantías de que el programa nuclear iraní no tiene un contenido militar. Los iraníes, sin embargo, esperan que se acepte su palabra y que se les reconozca como miembros del club nuclear. Pero tras la revelación de que Teherán estaba construyendo en secreto una segunda planta de enriquecimiento de uranio, la cita adquiere carácter de ultimátum.
La distancia que separa a las dos partes volvió a ponerse de relieve ayer cuando el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, declaró que las conversaciones de Ginebra constituyen "una oportunidad única para que EE UU y ciertos países europeos cambien su situación en el mundo y corrijan la forma en la que tratan con las otras naciones". En lugar de encontrarse a la defensiva por haber sido pillado in fraganti, el régimen iraní pone la pelota en el tejado de quienes le piden cuentas. Es como si hablara un lenguaje distinto de todos los demás.
"Teherán se ha puesto del lado equivocado de la ley", dijo El Baradei
En los días precedentes, distintos portavoces ya habían dicho alto y claro que no venían a Ginebra a debatir su programa nuclear ni el enriquecimiento de uranio, que consideran un derecho soberano. Su propuesta, difundida a primeros de septiembre, se refería de forma general a la proliferación nuclear e incluía asuntos como la crisis financiera y la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. Aun así, después de 14 meses sin sentarse a la misma mesa, el Grupo de los Seis estimó que había que dar una nueva oportunidad a la diplomacia.
Sin embargo, la entrada en escena de la planta secreta de Qom ha cambiado el marco. "Irán se ha colocado en el lado equivocado de la ley", reconoció ayer el director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), Mohamed el Baradei, en una entrevista a CNN-India. "Debería habernos informado el día en que decidió construir la instalación y no lo ha hecho", añadió.
"Irán debe restaurar la confianza perdida sobre las intenciones pacíficas de su programa nuclear", señaló, por su parte, un alto responsable estadounidense en Ginebra.
En buena medida, el enriquecimiento de uranio pasa a segundo plano, tal como deseaban los iraníes, y la tarea de Solana se complica. Ahora los Seis necesitan obtener un mapa de todos los sitos nucleares de Irán con sus historiales completos, y garantías de acceso a científicos, equipos e instalaciones, algo que se presenta tanto o más difícil. De hecho, el presidente iraní ya ha descontado el efecto de las posibles sanciones que Washington prepara si hoy no se avanza en el diálogo.
"Los negociadores pueden sin duda adoptar la política que deseen, pero eso no nos causara ningún daño", declaró Ahmadineyad citado por la agencia semioficial iraní Fars. "Irán se ha preparado para todas las eventualidades y nuestra nación ha aprendido durante los últimos 30 años a volver cualquier situación en su favor", añadió en referencia a las sanciones que EE UU le impuso desde que cortara relaciones diplomáticas por la toma de su embajada tras la Revolución Islámica.
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