Gregorio Marañón deja la presidencia de la Fundación de Toledo
El patronato elige hoy al nuevo responsable de la entidad cultural
"Pasa una página, pero seguimos con el libro". Gregorio Marañón (Madrid, 1942) anunció ayer que dejaba la presidencia de la Real Fundación de Toledo, que él mismo fundó hace 21 años y que presidía desde su constitución. Lo hacía con todo el optimismo del mundo, "cuando la institución está en un momento magnífico y vive una boyante situación económica".
La razón de su renuncia al cargo -aunque seguirá en la fundación como Patrono vitalicio y miembro de la Comisión de Gerencia- es sencilla: "El año pasado planteé que debíamos iniciar un proceso de apertura, de incorporación de gente nueva que vivificara la institución, sin que por ello olvidáramos lo que hemos hecho ni quiénes lo hemos hecho". Y por eso asume como medida incentivadora abandonar la presidencia, "porque en este país las cosas se anquilosan; el puesto desde el que se trabaja es algo secundario, las instituciones deben tener vida propia al margen de las personas que en cada momento las representen".
"Las instituciones tienen vida propia, al margen de quienes la representen"
Hace casi tres décadas, Gregorio Marañón y Bertrán de Lis llamó la atención sobre la alarmante situación de la conservación de la parte histórica de Toledo. "Escribí una carta en 1983 en EL PAÍS a Javier Solana [entonces ministro de Cultura], denunciando aquel desastre".
Desde entonces la Fundación ha luchado por recuperar el legado. "Hemos involucrado a todas las administraciones y a la sociedad civil. Porque no hay crecimiento posible sin conservación. El modelo sostenible se basa en mantener esa riquísima herencia artística". De los actos de los que Marañón se siente más orgulloso están la adquisición de la Roca Tarpeya, y, sobre todo, de la salvación de la Vega Baja, "donde están los restos de la capital visigótica". Allí, la Fundación derrotó al imperio del ladrillo.
El ya ex presidente tiene muy claro que aún no se ha cansado de luchar por Toledo. "Toledo es la ciudad de arraigo que decidí elegir. En un momento de la vida, te identificas con un lugar", y para Marañón fue el Cigarral de Menores, edificio que ha conservado y para el que logró la declaración de Bien de Interés Cultural.
En cuanto al nuevo presidente de la Real Fundación de Toledo, Gregorio Marañón prefirió no desvelar el nombre del elegido, hasta que hoy anuncie su renuncia al Patronato y a la Junta de Protectores, y proponga para el cargo a su sucesor. "El nuevo contará plenamente con mi entusiasta colaboración. Es la primera institución de referencia de la ciudad y asumiré los nuevos deberes que me encomienden".
Gregorio Marañón es también presidente del Patronato del Teatro Real, del Teatro de la Abadía o vicepresidente de la Fundación Ortega y Gasset. Además, participa en distintas instituciones, y forma parte de diversos consejos de administración, como los de PRISA (editor de EL PAÍS), Unión Radio o Sogecable.
Babelia
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