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Montilla impulsa la rebaja del impuesto de sucesiones tras la subida fiscal de Zapatero

La oposición en pleno pide dimisiones por los informes superfluos

La subida de impuestos que impulsa el Gobierno central con el apoyo de los socialistas catalanes no encontrará eco en la Generalitat. Todo lo contrario. El debate de política general del Parlament acabará hoy con un acuerdo de los grupos del tripartito (PSC, ERC e ICV-EUiA) que insta a reformar a la baja el impuesto de sucesiones. Será una resolución abierta y plagada de inconcreciones pero que envía a Madrid un mensaje claro: Cataluña no está por la labor de aumentar la presión fiscal.

Introducida a última hora por exigencia de Esquerra Republicana, la resolución llama a modificar el impuesto "con el objetivo de mejorar la justicia redistributiva, la equidad y la progresividad" del impuesto. En la práctica busca que las clases medias queden liberadas de este tributo. La resolución no pone fecha, pero fuentes del Gobierno catalán dieron por hecho que el proyecto de presupuestos que Economía está ultimando para 2010 deberá introducir ya estas modificaciones.

El de sucesiones y donaciones es de los pocos impuestos cuya recaudación no se ha desplomado con la crisis económica. De ahí que los 990 millones que aportará este año a las arcas de la Generalitat sean vistos por el Gobierno como un salvavidas ante las espectaculares caídas de otros tributos, sobre todo los relacionados con la construcción.

Bajar este impuesto es un compromiso del tripartito en su programa de gobierno, pero el consejero Antoni Castells lo ha ido retrasando por las dificultades financieras de la Generalitat y por las presiones de Iniciativa per Catalunya-Esquerra Unida. Los ecosocialistas aceptaron ayer a regañadientes la propuesta de ERC a cambio de que el Gobierno acepte "estudiar" medidas de fiscalidad verde que castiguen a las empresas contaminantes y premien a las limpias.

La Generalitat ya impulsó una pequeña reforma del impuesto de sucesiones en 2007, pero ahora podría desencallarse la reforma en mayúsculas. Y eso que el presidente, José Montilla, centró su cara a cara de ayer con el líder de la oposición, Artur Mas, en rechazar las bajadas de impuestos por considerar que amenazan el Estado de bienestar. Con todo, Montilla ya anunció su predisposición a una posible bajada de este impuesto concreto. Eso "sin no pone en riesgo el Estado de bienestar", dijo.Más allá del impuesto de sucesiones el debate de ayer evidenció que pocos acuerdos más habrá entre el Gobierno y Convergència i Unió en el año escaso que le queda a esta legislatura. El cara a cara entre el presidente Montilla y Artur Mas fue una sucesión de invitaciones trampa, reproches por lo que podrían haber hecho juntos y no hicieron y críticas por sus alianzas en el Congreso de los Diputados. Artur Mas lanzó hasta cinco "invitaciones" a actuar juntos contra la crisis. La más relevante: sumar los 25 diputados del PSC en el Congreso al bloque del no a la subida de impuestos. "Si algún territorio está cargado de razón para rechazar esta medida es Cataluña", aseguró Mas, quien extendió su oferta de pacto a una reforma laboral que no concretó y a una reforma energética que apenas esbozó. También llamó a excluir a Iniciativa per Catalunya del pacto de las Infraestructuras.

Montilla destiló incredulidad por los cuatro costados y rechazó de plano la idea porque CiU lo que busca, a su juicio, es que el PP y "su amigo" Mariano Rajoy vuelvan a la Moncloa ya que coinciden en una defensa de políticas "neoliberales". Pese a que en la práctica se cerró la puerta a cualquier acuerdo, Montilla y Mas cuidaron bien las formas para no aparecer radicalizados ante su electorado. Mas reiteró hasta seis veces que Convergència i Unió representa "el cambio" en las próximas elecciones, pero evitó expresiones de trazo grueso dirigidas al presidente. Montilla también cuidó su lenguaje y recordó las aportaciones de CiU en leyes como la de Educación.

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Más duro de lo esperado fue el cara a cara entre el presidente y su socio de Esquerra Republicana, Joan Puigcercós. Éste le pidió una rectificación en sus críticas a las consultas soberanistas que impulsa su partido en varios municipios. Puigcercós defendió el carácter "democrático" de las consultas y dijo: "a nadie le debería dar miedo una urna". Con todo, ERC ha desistido de presentar hoy una resolución sobre estas consultas y no se votará nada al respecto si CiU no lo pide a última hora.

La oposición cargó contra el tripartito por el escándalo de los informes. Mas acusó al Gobierno de hacer un gasto inútil en tiempos de crisis y recordó a Montilla que el ex secretario del Departamento de Trabajo en tiempos de CiU, Josep M. Servitje, acabó condenado por encargar informes inútiles. "¿No hay un solo responsable de lo que ha ocurrido ahora?", le planteó el líder convergente. La estrategia de CiU es recordar que un caso similar le costó el cargo a David Madí, secretario de Comunicación de Gobierno. Montilla respondió asegurando que la diferencia entre los gobiernos de CiU y el actual es que el tripartito ha permitido una auditoría externa sobre este asunto: "Este gobierno ha introducido la transparencia". PP y Ciutadans también exigieron dimisiones.

Un tributo cuestionado

- El impuesto de sucesiones aportará este año a la Generalitat en torno a 990 millones de euros de un presupuesto total de 39.000 millones.

- El programa de gobierno insta a "incrementar el mínimo de exención para disminuir significativamente el número de personas obligadas a declarar".

- En 2007 se retocó el impuesto para dejar libres de tributación 500.000 euros por vivienda.

- El Parlament vota hoy "mejorar la equidad y progresividad del impuesto".

El "delincuente" Millet se cuela en el debate

El Palau de la Música tardó en aparecer en el debate. CiU ni lo citó y Miquel Iceta, del PSC, lo deslizó con ironía: "Curioso país éste en que la presunción de patriotismo era para los Millets mientras se negaba esa calidad a los socialistas". Tras pedir sin éxito una comisión de investigación, Daniel Sirera (PP) mostró su "repugnancia" por el saqueo del Palau y acusó a Montilla de poco control sobre el dinero público. "Millet era patrón de la FAES de Aznar. No de la Fundación Irla o la Campalans", le reprochó Montilla. "Y en el Palau lo que hay son delincuentes que han robado. Dos se han autoinculpado de cinco delitos. Y a los delincuentes se les juzga".

Las frases

- José Montilla: "A usted, señor Mas, le encantaría decir: 'Hagamos un frente común. Hagamos caer al Gobierno y así vendrá el amigo Rajoy y así nos podremos entender con ellos".

- Artur Mas (CiU):

"Le tomamos la palabra. Cuando usted dice ni un paso atrás, quiere decir que políticamente no vamos a aceptar ningún recorte del Estatut votado y aprobado por el pueblo de Cataluña".

- Joan Puigcercós (ERC):

"Se equivocó cuando dijo que la consulta de Arenys daba argumentos a la caverna mediática. Si fuera verdad, no habría Ley de Educación ni Estatuto, porque dio muchos argumentos a la caverna. Si fuese verdad, el PSC no habría pactado con los independentistas este Gobierno y usted no sería presidente".

- Daniel Sirera (PP):

"Sus recetas, señor Montilla, han convertido Cataluña en líder europeo en destrucción de empleo. Cámbielas".

- Jaume Bosch (ICV-EUiA): "Es un grave error que algún sector político catalán ya tenga preparadas las pancartas para enterrar el Estatuto dando por hecha una sentencia negativa".

- Albert Rivera (C'S):

"El Gobierno catalán todavía no ha dicho en qué va a invertir los 2.500 millones de la financiación (...). Continuamos sin saber cuáles son las prioridades de inversión del Ejecutivo".

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