De las autonomías a los municipios
Parece ser que corren malos tiempos para aplicar a la vida diaria un poco de sentido común. Veamos: mientras el Estado, a través del Gobierno, hace un esfuerzo ímprobo para aumentar en más de 11.000 millones el dinero que ya reparte a las autonomías, los municipios se declaran prácticamente en quiebra porque ese mismo Estado, ese mismo Gobierno, les niega recursos para atender a los ciudadanos, hasta el punto de que muchos ayuntamientos han dejado de pagar a sus proveedores y han llegado al recorte de fondos y dotaciones para y por el ciudadano.
Es decir, se castigan las cuentas que más próximas están al ciudadano, las de su Ayuntamiento, y se vuelcan los recursos en fomentar gastos autonómicos innecesarios. Por sólo poner algunos ejemplos: la apertura de embajadas regionales en países extranjeros, la financiación de grandes premios de F-1 en circuitos urbanos, los aumentos de la plétora de asesores y amiguetes con cargo a las cuentas públicas.
Si nuestra ciudad o nuestro pueblo no tienen dinero, que se lo detraigan a las comunidades autónomas, que engordan a unos pocos y en muy poco atienden al ciudadano. Pongamos que hablo de Madrid.
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