Entre la memoria y la crítica

Los asesinatos de mujeres por centenares en Ciudad Juarez (México) reclaman la atención de la creadora de ese país Teresa Margolles desde hace 15 años. En este tiempo, ha ido realizando una obra de calado antropológico, pero sobre todo político. Los sonidos de la muerte recogen en grabaciones lo que suena en cada uno de los lugares en los que hallados los cuerpos de esas mujeres, cuya muerte queda impune en la mayoría de los casos. Esta estremecedora instalación abre el recorrido expositivo del tercer cuatrimestre del Centro Cultural Montehermoso, que ayer se presentó en Vitoria.

Con Los sonidos de la muerte participó Teresa Margolles en la pasada Bienal de Venecia, reivindicando la necesidad de la memoria ante la violencia, en este caso, contra las mujeres. No hay que bajar la guardia, viene a decir la creadora mexicana, porque siempre hay voluntades que quieren enterrar el recuerdo. "Al principio, se decía que las mujeres tenían la culpa; ahora, cuando se recuperaba la dignidad de aquellas mujeres asesinadas, se vuelven a olvidar en medio del clima violencia que vive el norte de mi país. Son un número más", critica.

Teresa Margolles participó con los 'Sonidos del silencio' en la Bienal de Venecia

'After the simplification of ruins' aborda la crítica de la modernidad

La exposición de Margolles está acompañada de la colectiva After the final simplification of ruins ("Después de la simplificación final de las ruinas"), comisariada por Cosme Costinas y que incorpora referencias de la vanguardia del XX, como el brasileño Flavio de Carvalho o Maria Lassnig, con jóvenes creadores forjados en el XXI. Es el caso de la artista vasca residente en Los Ángeles Erlea Maneros Zabala (Bilbao, 1977) o Anu Pennanen (Kirkkonummi, Finlandia, 1975).

La muestra que ha seleccionado Costinas (Satu Mare, Rumania, 1982) parte de una mirada crítica al uso de la historia como hilo conductor de las exposiciones artísticas. En opinión del comisario rumano, la creación contemporánea rompe con cualquier historicismo y revela la poderosa seducción de la modernidad y las consecuencias de su fracaso, como impedir una visión totalizadora de las expresiones artísticas actuales. Costinas ha seleccionado artistas de distintas generaciones, que trabajan sobre diferentes soportes, para poner de manifiesto cómo se plantea esa creación crítica.

Flavio de Carvalho está presente con Traje tropical, una acción (precedente de la performance) que realizó en 1956 y que consistía en pasearse por Sao Paulo con una indumentaria estrafalaria de su creación. Por su parte, Maria Lassnig, nacida en Austria en 1919, participa con sus pinturas expresivas, "en las que trabaja de manera obsesiva con la idea del cuerpo como artefacto cultural", según Costinas. Y la finesa Anu Pennanen aporta una instalación de vídeo de 2007 en forma de tríptico, Soprus ("amistad", en estonio), en la que retrata el debate actual para los jóvenes entre dos utopías: el liberalismo y el socialismo.