El reparto de poder complica la fusión de Tarragona con Manresa y Catalunya

Las negociaciones para crear una segunda gran caja de ahorros en Cataluña están "maduras, pero no cerradas", explicaron ayer fuentes financieras. La sintonía de culturas corporativas y de gestión entre Caixa Catalunya y Caixa Manresa augura un acuerdo en breve, pero no así el encaje de la tercera en este baile, Caixa Tarragona, frente a un proyecto al que se ha resistido desde el principio. Ayer, fuentes de las cajas implicadas hablaban más de un "estancamiento" que de un descuelgue definitivo.

A diferencia del proyecto protagonizado por las cajas de Sabadell, Terrassa, Girona y Manlleu, en este caso estamos ante una fusión clásica. De ahí los temores de los socios más pequeños a terminar diluidos, si no engullidos por Caixa Catalunya, que tiene 63.627 millones de euros de activos frente a los 6.595 millones de Caixa Manresa y a los 11.384 millones de Caixa Tarragona. Al margen de la filosofía de negocio, fuentes financieras consideran "impensable" que estas proporciones en la eventual resultante (80%, 8% y 13,9%, respectivamente) se reflejen en los pesos respectivos de cada entidad en los órganos de gobierno de la caja fusionada y en su equipo. "El grande suele ser generoso en estos casos", razonan.

En este sentido, Manresa, que dirige Feliu Formosa, lo tiene más fácil: su anterior director general, Adolf Todó, es el actual primer ejecutivo de Caixa Catalunya y conoce bien a su equipo. El Banco de España defiende su gestión. El organigrama que se esboza daría dos subdirecciones generales: Jaume Masana, su mano derecha, y Formosa. Pero no es el caso de Caixa Tarragona, que preside Gabriel Ferraté y dirige Rafael Jené. La Diputación de Tarragona, entidad fundadora de la caja y gobernada por CiU, "no ve con buenos ojos la fusión y exigirá cierto peso", según fuentes de la federación nacionalista. Esta caja no está tan saneada como Manresa, la de menor morosidad, pero puede hacer valer el valor de su red. Fuentes socialistas apuntaron que Caixa Catalunya está dispuesta a ofrecer la vicepresidencia primera a Tarragona y la segunda, a Manresa, pero añaden que un punto que encalla la negociación es el número de miembros que aportaría la entidad fundadora en la nueva caja. Ahora, de los 21 consejeros de Caixa Catalunya, la fundadora (Diputación de Barcelona), aporta siete. En la nueva caja, le tocaría colocar a cinco, en función del peso de activos ya citado, y cederle uno a la fundadora de Tarragona (su Diputación) y otro a la de Caixa Manresa.