Unió y Convergència chocan por la consulta soberanista

Nuevo choque entre Convergència (CDC) y Unió por la vieja cuestión: ¿Debe ser Cataluña independiente? La consulta del domingo en Arenys de Munt (Barcelona) reavivó el debate, y la federación nacionalista -y no sólo ella- comenzó la semana enfrentada por esta pregunta. "La posición de CiU y de Unió no ha sido nunca independentista y no impulsaremos estas consultas", tuvo que recordar ayer Josep Maria Pelegrí, secretario general de los cristianodemócratas.

Trataba de salvar, enfriando el patriotismo de CDC, la imagen de moderación y los puentes que tiende en el Congreso el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, ante la euforia con la que sus socios convergentes acogieron la consulta. Parecido a lo que ocurrió cuando, en 2007, el secretario general de CDC, Artur Mas, lanzó la Casa Gran catalanista.

Mas, presidente de la federación, no se contentó con dar su apoyo a la consulta la semana pasada. También aseguró que, si pudiese participar en ella, daría su sí a la independencia. El domingo, CDC encargó a Àngel Colom su representación en Arenys. Allí, este histórico del independentismo anunció que su partido apoyará todas las consultas locales que proponga la sociedad civil. Y cargó contra el PSC, a quien comparó con la Falange. Ambos "hacen el ridículo" oponiéndose a la consulta, opinó.

También la ministra de Defensa, Carme Chacón, recurrió al símil de sus rivales con los falangistas. "Cataluña no es independentismo ni ultraderecha", dijo la ministra de Defensa, del PSC.

Y los socios republicanos de los socialistas en el Ejecutivo catalán se dieron por aludidos. Su presidente, Joan Puigcercós, le respondió: "Es más fácil hacer un discurso anticatalanista si existe el argumento de la violencia". "Sin violencia se puede hablar de todo, eso se ha dicho muchas veces", añadió, y preguntó: "¿Ahora dónde está el problema?". Puigcercós anunció también que el sábado convocará a los cargos locales de su partido -son unos 180 alcaldes y 1.600 concejales en medio millar de municipios- para animarles a impulsar consultas similares en sus ciudades. El éxito de esta llamada, sin embargo, es incierto: El líder de ERC en Barcelona, Jordi Portabella, ya dijo el viernes en la Diada, que no impulsará una consulta en la capital catalana hasta tener "plena seguridad jurídica" de que puede hacerlo.Resaca hubo también en ICV, que recomendó a sus cargos locales que sólo aprueben consultas como la de Arenys si las propone una entidad de sus municipios, y que se opongan si la lanza otra formación. "No impulsaremos consultas", añadió la portavoz ecosocialista, Laia Ortiz. La postura choca con la de la Entesa pel Progrés Municipal, que sustituye a ICV en 61 municipios, tiene 14 alcaldías y ha animado reiteradamente a sus miembros a impulsar este tipo de iniciativas.

Y mientras dura la resaca, ERC y su escisión, Reagrupament, abrieron la pugna por atraerse a Joan Laporta. El presidente del Barça se dejó querer ayer ante las ofertas de sumarse al proyecto político de los republicanos y de Reagrupament una vez deje la presidencia del club.