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CiU, PP y ERC se oponen a la recuperación de burdeles en el Raval

Vecinos, comerciantes y prostitutas apoyan la medida con cautelas

Tromba de reacciones al anuncio de que se abrirá el grifo para la apertura de prostíbulos en Ciutat Vella. El cambio de criterio del gobierno del alcalde Jordi Hereu (PSC) fue acogido con cierta esperanza por las principales afectadas, las prostitutas; como algo positivo por comerciantes y bares del Raval; con cautela por las asociaciones de vecinos, y como un desastre por la oposición de CiU, PP y ERC.

Los tres partidos rechazaron con diferentes matices la apertura de prostíbulos. ERC se opone porque algo así supondría un barrio rojo que contradice la recuperación urbanística de los últimos años. CiU la calificó de "cobardía" porque facilita una práctica que es una "explotación de las mujeres". Y el PP reiteró su oposición frontal. El equilibrio de fuerzas en el Ayuntamiento con el gobierno de Hereu en minoría podría ser decisivo para dar vía libre a la apertura de los prostíbulos. Si la modificación requiere pasar por comisiones de plenario, Hereu necesitará apoyos. Si se decide en Ciutat Vella, no los requerirá. Se prevén ambas posibilidades, según fuentes del Consistorio.

Las prostitutas consideran que se tiene que definir mejor de qué se trata: "No es lo mismo un local de alterne -prostíbulo- o que podamos realizar el servicio en un meublé, ya que hay muchas chicas que no quieren estar en locales", aclaró María, una prostituta del Raval. Tanto ella como otras apuntan que lo ideal sería que pudieran autogestionar esos espacios. Pero nadie cree que la apertura de prostíbulos o casas de citas acabe totalmente con la prostitución callejera. De hecho, un sector del oficio lo reivindica. Con la medida, el Consistorio persigue dar una solución a las prostitutas autóctonas y a las extranjeras que tengan los papeles en regla, es decir, que en los prostíbulos no tendrán cabida las mujeres en situación irregular.

'Sí' condicionado

Comerciantes, bares y representantes de plataformas vecinales ven con buenos ojos la iniciativa del Ayuntamiento. Pero con bastantes cautelas. "No es un debate sobre crear zonas rojas o no. Existen; se trata de gestionarlas", apunta Eva Fernández, de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). Maria Casas, que preside la Asociación de Vecinos Taula del Raval, apuntó algunas líneas rojas en la apertura de los burdeles: "Los clientes deben contactar con las chicas en su interior y su acceso debe estar separado de los de las escaleras de vecinos".

En esas condiciones coincidió la Asociación de Amigos de La Rambla. Los nuevos burdeles deben pasar un control "tan riguroso como cualquier otro establecimiento", dijo su gerente, Maria Dolors Álvarez. Ahora mismo, muchos de los meublés que persisten en el barrio no se someten a ninguna supervisión. Para la Asociación de Bares de Barcelona, la medida servirá para despejar de prostitutas los accesos a algunos locales.

El Consistorio se comprometió ayer, una vez más -lo hizo en 2003- , a cerrar de noche los porches de la Boqueria, una vieja reclamación de los comerciantes del mercado.

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