Tensa calma en el Alarde
Hondarribia celebró ayer su tradicional marcha - Volvieron a repetirse las reacciones ante el recorrido de las mujeres-soldado
Mixto, o no, tradicional, o no, el Alarde engalanó ayer la localidad guipuzcoana de Hondarribia en medio de una tensa calma que repitió la misma escena del año pasado: paraguas negros, silbidos de reproche y aplausos aislados ante el paso de las mujeres-soldado de la compañía Jaizkibel. En total, 21 agrupaciones marcharon hasta la Plaza de Armas con sus respectivas cantineras y con más de 5.200 participantes en sus filas. Diferenciados por desfiles y descargas distintos, los dos alardes honraron a la virgen de Guadalupe por liberar a Hondarribia del asedio francés en 1638.
Jaizkibel precedió al resto de compañías -con ertzainas en retaguardia- y se encontró en la Calle Mayor, el termómetro de la localidad cada 8 de septiembre, con paraguas negros y pegatinas que rezaban Betiko Alardea (el Alarde de siempre). También se encontraron con las espaldas de decenas de hondarribitarras, en su mayoría mujeres -muchas no mayores de 20 años- que ataviadas con vestidos blancos y pañuelos rojos aplaudirían a rabiar al Alarde Tradicional minutos después.
Más de 5.200 personas participaron en los dos alardes de la localidad
El apoyo al Alarde Tradicional es mayoritario en Hondarribia
A pesar de la funesta estampa de paraguas negros, el ararteko Iñigo Lamarca afirmó que con respecto a otros años el ambiente se está tranquilizando, aunque se preguntó "¿qué es lo que están haciendo los ayuntamientos de Irún y Hondarribia para cumplir la normativa de igualdad?". Y es que el apoyo al Alarde Tradicional sigue siendo mayoritario, pero el respeto por opciones distintas parece estar ganando terreno. Todo a pesar del silencio del Consistorio y de que, donde deberían primar los txilibitos y el redoble de los tambores, la particular lucha entre las consignas Betiko Alardea y Emakumeak Alardean (mujeres en el Alarde) rebasó el volumen de la música. Junto al ararteko, la directora de Emakunde, María Silvestre, y la presidenta de las Juntas Generales, Rafaela Romero, se acercaron a la marcha de Hondarribia.
¿Se vislumbra un cambio? Mikel Jauregi, burgomaestre del Alarde Tradicional, lo tenía muy claro: "innovaremos si lo quieren las mujeres de Hondarribia, no porque lo quiera un partido", aseguró a EL PAÍS. Tras la descarga, vecinos de Hondarribia se dirigieron al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, donde tuvo lugar una misa por la virgen. Porque, como comentaban dos jóvenes de la localidad, los festejos deben continuar a pesar de las diferencias.
La tradición, que "pasa de padres a hijos", tal y como decía uno de los hatxeros, cuenta este año con una doble celebración, ya que se cumplen 350 años la firma de la Paz de los Pirineos -que terminó la Guerra de los Treinta años entre España y Francia-, cerca de Hondarribia, asediada por los franceses durante el mismo conflicto.
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