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Reportaje:El río que se hizo libro

Una ilusión modernista

La Guerra Civil frenó un proyecto social para reformar la ribera del Jarama

Pablo de Llano Neira

Un colectivo de arquitectos catalán dibujó el siglo pasado un futuro moderno para el río Jarama, pero la Guerra Civil lo borró por entero.

En 1931, en la Segunda República, el Gobierno de Manuel Azaña diseñó un plan urbanístico para la provincia de Madrid. Un objetivo era crear lugares de ocio en la sierra de Guadarrama y en la ribera del Jarama. Hubo una propuesta de un equipo de arquitectos, el Grup d'Artistas i Técnics Españoles per al progrés de l'Arquitectura Contemporània (Gatepac), para urbanizar el río con usos sociales.

El grupo presentó su idea en 1933, ajustada a las corrientes de vanguardia europeas sobre urbanismo. "Con una concepción arquitectónica funcionalista [Gatepac] intentó organizar la vivienda, el trabajo y el ocio de las clases desfavorecidas de modo más digno", explica Susana Torreguitart, archivera de San Fernando de Henares, en un artículo que escribió sobre el asunto.

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El proyecto planteaba intervenir en las dos orillas del Jarama a su paso por San Fernando. En la margen izquierda, piscinas, clubes de remo y natación, restaurantes al aire libre e instalaciones deportivas. En la derecha, viviendas populares para familias y solteros, sencillas, "con un esquema constructivo basado en una cocina y un número de habitaciones variable según fuesen las necesidades de los inquilinos", precisa Torreguitart en su texto.

La archivera de San Fernando cuenta que entonces prendía entre los madrileños la costumbre de hacer deporte y pasar días de campo, incluso entre las mujeres, que disfrutaban de un oasis de normalidad que desaparecería con el franquismo. "Las familias pasaban el día a orillas del Jarama", escribe Torreguitart, que ofrece datos del domingueo en 1932: 45.000 bañistas fueron en tren, 20.000 en autobús y un número indeterminado en coche, a pie o en bici.

Uno de los arquitectos de Gatepac, el madrileño Fernando García Mercadal, se reunió en 1933 con Indalecio Prieto, entonces ministro de Obras Públicas. Prieto valoró el proyecto, pero poco después dejó su cargo.

El futuro modernista del río Jarama quedó en el aire hasta 1937, cuando el ministro de Obras Públicas Bernardo Giner de los Ríos puso a García Mercadal al frente del Comité de Reforma, Reconstrucción y Saneamiento de Madrid. La situación ideal para la ejecución del proyecto de Gatepac. Pero en aquel tiempo ya silbaban los obuses sobre el Jarama.

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