Cocinar un golpe de Estado

Receta. En primer lugar nos aseguramos los ingredientes necesarios: contamos pues con los industriales y capitalistas del país, poseemos los medios de comunicación, somos dueños de los bienes (públicos) como las camaroneras, las plantaciones de bananos, de palma aceitera para agrocombustibles, etcétera, y la Iglesia se brinda a bendecir el guiso.

Se echan todos en la cazuela y se prende la chispa. Se cuece a fuego rápido, con un toque hmmmmm, con un toque de queda. Es el momento crítico, hay que estar muy encima, muy atentos, con toda la artillería preparada. Posteriormente se deja enfriar con el beneplácito de la comunidad internacional y el olvido generalizado. Por último, se recomienda presentar el plato en la mesa con toda solemnidad. Para ello, una buena guinda es el apoyo financiero del sagradísimo Fondo Monetario Internacional. Feliz postín.

El pasado 2 de septiembre el Fondo Monetario Internacional aprobó 163,9 millones de dólares al golpista Roberto Micheletti. Dicen que para fortalecer las reservas e inyectar liquidez a la economía de este país que sigue hundido en una fuerte crisis política. Dicen. Una nueva deuda sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras de Honduras.