El misterio del 'Arctic Sea'
El misterio de la desaparición en alta mar del barco Arctic Sea y su rescate tres semanas después por una poderosa flota rusa, que incluía destructores y submarinos, comienza a adquirir todos los ingredientes de una novela de espías. El semanario norteamericano Time ha revelado que los servicios secretos israelíes pudieron no ser ajenos a la operación de secuestro y desvío del buque a fin de impedir un contrabando de armas a Irán. La prensa rusa ha apuntado que podría tratarse de un cargamento de misiles de crucero X-55. Un dato apoya estas sospechas. La inesperada visita del presidente israelí Simón Peres a Rusia veinticuatro horas después de que el barco fuera localizado y liberado por la Marina rusa a la altura de Cabo Verde. Portavoces israelíes señalaron que Peres expresó a su homólogo ruso, Dimitri Medvédev, la preocupación por el envío de armas rusas a grupos terroristas como Hamás y Hezbolá, a través de Siria e Irán.
Ya el misterio comenzó cuando a finales de julio se anunció la desaparición del buque en alta mar. El Arctic Sea había zarpado de Finlandia el 22 de julio rumbo a Argelia con un cargamento de madera por valor de dos millones de dólares. Se cree que dos días después, frente a las costas de Suecia, un grupo abordó el buque y se hizo con su control. La Marina rusa, con órdenes directas del Kremlin, lanzó días después una masiva operación de búsqueda que localizó a mediados de agosto al buque en aguas africanas. Moscú ha negado tajantemente la versión del contrabando de armas o la intervención de Israel, que guarda silencio.
La voz más autorizada que avala la versión es la del almirante estonio Tarmo Kouts, relator de la Unión Europea sobre piratería, que indicó que el barco fue interceptado por agentes israelíes, lo que provocó la ira de la diplomacia rusa. Y es que es muy probable que el contrabando de armas con destino a Siria o Irán no fuera un asunto oficial, con conocimiento del Kremlin, sino de poderosas mafias que trafican con armas. Y puede que el Mossad no sólo haya impedido la llegada de misiles a los terroristas sino que también ha podido salvar la cara del Gobierno ruso para quien sería muy embarazoso reconocer que no controla su propio tráfico de armas.
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