Ahmadineyad refuerza su poder en Irán
El presidente logra la aprobación parlamentaria de un Gabinete ultraconservador - Una mujer ocupará un ministerio por primera vez desde la revolución de 1979
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, cosechó ayer una rotunda victoria al imponer su gabinete en un Parlamento decidido a no crearle contratiempos. Con la aprobación de 18 de los 21 ministros propuestos, Ahmadineyad ha logrado conformar un Gobierno a su medida, en el que prima la lealtad a la experiencia, y en el que las carteras clave de Petróleo, Interior e Inteligencia quedan en manos de sus colaboradores más cercanos.
El nuevo Ejecutivo iraní tendrá al frente de Defensa a Ahmed Vahidi, vinculado al atentado contra un centro judío en Buenos Aires en 1994. También incluirá a la primera mujer ministra desde el triunfo de la revolución islámica, hace 30 años: se trata de Marzieh Vahid Dastjerdi, una ultraconservadora que se hará cargo de Sanidad.
El nuevo responsable de Defensa es prófugo de Interpol
Interior y el servicio secreto quedan en manos de los 'pasdaran'
Ahmadineyad impone así la línea dura después de los disturbios desatados por su controvertida reelección en junio, que provocaron la peor crisis política desde 1979. Y recibe un oportuno espaldarazo parlamentario que refuerza su imagen de cara a la comunidad internacional, en un momento en el que el programa nuclear iraní vuelve a estar en el punto de mira.
Los pronósticos fallaron. Algunos analistas creían que al menos un tercio del Gabinete propuesto por el presidente iraní sería rechazado por el Parlamento, controlado por los conservadores. Sin embargo, pese a la resistencia de algunos diputados, Ahmadineyad obtuvo la luz verde para 18 ministros. De los tres rechazados (Energía, Bienestar Social y Educación), dos eran mujeres.
Incluso los candidatos más dudosos lograron pasar la prueba: Masud Mirkazemi, cuestionado ex ministro de Comercio, fue aceptado para la cartera de Petróleo pese a las críticas recibidas por su falta de experiencia en el sector. Irán, tercera reserva mundial de hidrocarburos, depende sin embargo de la importación de combustible refinado. El nuevo ministro, dijo Ahmadineyad, tendrá la misión de "reorientar la cartera para llegar a la autosuficiencia". Algunos analistas consultados por el diario The New York Times creen, en cambio, que el presidente pretende garantizarse con el Ministerio de Petróleo "una fuente de recursos para sus proyectos favoritos".
Pasó también la criba parlamentaria Kamran Daneshju, que se hará cargo de la cartera de Educación Superior tras haber organizado, como jefe del comité electoral, los polémicos comicios presidenciales que dieron el triunfo a Ahmadineyad en medio de señalamientos de fraude. Daneshju, amigo del presidente, fue acusado por algunos diputados de haber falseado su propio currículum académico. Su nombramiento ha aumentado los temores a una purga en los departamentos de estudios sociales y humanidades, que Ahmadineyad considera semillero de las protestas estudiantiles.
El presidente tendrá, además, el control absoluto de los servicios de seguridad, donde es patente el peso de los Guardianes de la Revolución (los pasdaran), el ejército ideológico del régimen. A ese cuerpo perteneció el nuevo ministro de Interior, Mustafá Mohamad Nayar. Y el ministro de Inteligencia, Haidar Moslehi, tiene estrechos vínculos con los basiyí, el cuerpo paramilitar que participó activamente en la sangrienta represión de las manifestaciones de junio.
No es de extrañar que el presidente iraní estuviera exultante con el resultado del trámite parlamentario, que demostraba, dijo, que Irán es "una verdadera democracia". Ahmadineyad había dicho que un voto unánime para su Gabinete sería "una respuesta firme a las potencias opresoras", y ahora presenta el resultado de la votación como una victoria frente a Occidente, al asegurar que las instituciones iraníes funcionan y que la clase política no está dividida.
Ahmadineyad declaró inaugurada "una era de cooperación" entre Gobierno y Parlamento, después de las tormentosas relaciones que mantuvo con el poder legislativo durante su primer mandato.
El resultado también favorece al líder supremo de la revolución, el ayatolá Ali Jameneí, en su pretensión de restaurar la credibilidad de su liderazgo tras las protestas postelectorales. Según Khabaronline, una web vinculada a Ali Lariyaní, presidente del Parlamento, el propio Jameneí contactó a varios diputados para pedirles que aprobaran el Gabinete. No sólo para intentar poner fin a los cuestionamientos sobre la legitimidad de Ahmadineyad, sino también para reforzar su propia imagen internacional. "Su gran reto va a ser la cuestión nuclear, y si está debilitado internamente, tendrá más problemas en ese terreno también. De ahí todos sus esfuerzos por convencer a los conservadores", declaraba a Reuters el analista Baqer Moin. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha emplazado a Irán a aceptar la oferta de detener el enriquecimiento de uranio (paso necesario para obtener la bomba atómica) a cambio de impulsar las relaciones comerciales, o bien afrontar nuevas sanciones.
Con todo, y pese al discurso de Ahmadineyad sobre la unidad de la clase política, las brechas siguen abiertas, sobre todo con los conservadores y los clérigos que se han opuesto a sus intentos de aniquilar a los movimientos de reforma. Según Baqer Moin, "la cuestión clave es hasta cuándo la oposición se va a quedar callada".
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