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La mujer que ató a un anciano al coche tenía denuncias previas

Los vecinos del piso de Lleida habían alertado a la policía

Los presuntos maltratos venían de lejos. Probablemente, desde la pasada primavera, cuando Carmen M. G., vecina de Lleida de 57 años y detenida el viernes por maniatar a su pariente de 83 años en el interior de un vehículo en Cambrils (Baix Camp), se hizo cargo del familiar. Los vecinos de la supuesta maltratadora advirtieron desde hace meses a las autoridades policiales, sin resultado. Hasta que a principios de la semana pasada un vecino presentó una denuncia contra la mujer a la Guardia Urbana, que la notificó de inmediato a los Mossos d'Esquadra. Lo confirmó el Ayuntamiento de Lleida, que lamentó que las autoridades no tomaran medidas a tiempo para evitar posponer las vejaciones. Un portavoz de los Mossos rechazó, a su vez, que tuvieran constancia de la denuncia, lo que sí ratificó la policía local leridana.

La imputada, acusada de maltrato y trato vejatorio, fue puesta ayer en libertad provisional. El juzgado de Reus le ha prohibido ponerse en contacto con la víctima, de la que se ha hecho cargo el Departamento de Acción Social y a la que no podrá acercarse a menos de 1.000 metros. La medida pretende evitar escenas como la de la semana pasada. Aquel lunes Carmen M. G. ató a su pariente con una correa en el balcón de casa y salió del domicilio durante un par de horas. Dejarle solo y atado era una práctica habitual, asegura un vecino. Varios habitantes del edificio se percataron del estado del anciano, sentado a la intemperie y en pañales en una silla de plástico. Tras comprobar que la mujer no se hallaba en casa alertaron a los Mossos. "No sirvió de nada", protestó un vecino, quien añadió que la víctima sufre Alzheimer, extremo que la policía no confirmó.

Los agentes aguardaron a que la detenida regresara al hogar y accedieron al balcón donde el anciano seguía encadenado a la barandilla. No tomaron ninguna medida; ni siquiera comunicaron la incidencia a la comisaría, señalaron fuentes policiales. La mujer aseguró que había sujetado al familiar para su propia seguridad y la patrulla quedó convencida, detalla un vecino. "Les dijo que le ataba para protegerle, porque tenía heridas y si no se las rascaba. Parece increíble pero la creyeron sin realizar ninguna comprobación. No hicieron nada", aseguró.

El trato que recibía el pariente llamó la atención vecinal desde el principio. "Siempre se oían gritos desde su piso, ella le chillaba y le trataba como a un perro", explicó otro inquilino.

La posterior denuncia tampoco sirvió para alertar al cuerpo policial de la existencia de maltratos, cargo que se le imputa ahora a la mujer por lo ocurrido cuatro días después. La implicada viajó entonces a Cambrils con su vehículo, aparcó junto a la estación de tren de la localidad y se fue a desayunar con un acompañante. En el coche quedó el anciano semidesnudo, con sendos brazos atados a cada una de las puertas traseras.

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