Aquelarre con fuego, brujas y botellón

Unas 30.000 personas, según datos facilitados por los organizadores, han disfrutado durante este fin de semana de la magia del Aquelarre de Cervera (Segarra), una fiesta transgresora que gira básicamente alrededor del fuego, la música, la luz, los diablos, las brujas y el esoterismo. Pero también, de forma más acentuada en los últimos años, sobre la ingesta de alcohol, lo cual ha convertido la celebración en un multitudinario botellón autorizado. Los Mossos d'Esquadra no han informado de ningún incidente destacado.

La reducción del presupuesto a la mitad por la crisis no ha impedido en esta 32ª edición que el público, llegado desde todos los rincones de Cataluña, pudiera participar con el fervor de siempre en todos los espectáculos que se han celebrado en las calles y plazas más céntricas de la localidad. Las entidades participantes han renunciado a la mitad de sus emolumentos para salvar una de las fiestas más arraigadas de la localidad desde su recuperación después de haber estado prohibida por el franquismo.

Unas 300 personas han participado directamente en los espectáculos pirotécnicos y musicales. La fiesta, que arrancó el sábado por la tarde con el Aquelarret infantil para los más menudos, ha mantenido sus actos principales. El pasacalle partió del edificio de la Universidad de Cervera y recorrió el centro de la ciudad pasando por el Carreró de les Bruixes.

El momento más esperado por el público llegó de madrugada con la invocación del Mascle cabró (macho cabrío), que hizo su aparición en la plaza de Cal Racó en medio de un espectacular montaje piromusical y el acompañamiento de decenas de brujas y demonios que no dejaron de bailar alrededor del maléfico personaje. Su corrida final, el momento culminante y más esperado por el público, puso fin al espectáculo más diabólico.

La fiesta continuó ayer con la Feria del Gran Boc con varios tenderetes dedicados al mundo de la magia, esoterismo, astrología, tarot, quiromancia y ciencias ocultas.