Sambenito informático

Los responsables de Microsoft aún no han conseguido explicar qué pasó para que una fotografía promocional de la compañía, la misma para todo el mundo, apareciera alterada en Polonia. La imagen original mostraba a tres personas sonrientes en torno a una convencional mesa de reuniones, con un fondo no menos convencional de grandes edificios acristalados. El mensaje que los publicitarios pretendían transmitir con este decorado era, sin duda, que la escena podía estar desarrollándose en cualquier ciudad del mundo, algo que, indirectamente, subrayaba que el reino de Microsoft no conoce fronteras. Y a esta idea intentaba contribuir, además, la selección de los tres personajes: uno de rasgos asiáticos, una mujer blanca y, por último, uno negro. Así apareció el anuncio en todas partes excepto en Polonia, donde alguien que la compañía se ha comprometido a identificar sustituyó la cabeza del personaje negro por otra de un blanco. Y cuando se dice la cabeza se dice exactamente eso, la cabeza. No sólo el traje y la corbata, sino también las manos, seguían siendo las de la imagen original.

Descubierta la manipulación, Microsoft ha debido hacer frente a acusaciones de racismo. Unas acusaciones que, por lo demás, dejan en el tintero otros asuntos no menos relevantes. Por ejemplo, por qué la imagen sólo fue alterada en Polonia. ¿No significaría eso que, para el responsable de la manipulación, el país báltico es el más racista de todos en los que opera Microsoft? ¿No deberían los polacos sentirse al menos tan ofendidos como los responsables de la compañía? ¿Por qué se les señala con el dedo a ellos, y sólo a ellos?

Pero no sólo por las acusaciones de racismo se le ha vuelto en contra a Microsoft esta campaña publicitaria. Resulta que, además, la manipulación de la imagen era una chapuza, algo impensable en la principal compañía informática del mundo. La respuesta de Microsoft ha sido restaurar la imagen original en Polonia.

Tal vez debería llegar más lejos, y colocar la cabeza del responsable del desaguisado en el lugar de la del personaje negro. Puesto que la perentoria consigna en el mundo de los ordenadores es renovarse o morir, Microsoft demostraría una vez más su liderazgo al redescubrir, así, la figura del sambenito informático.