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18 especies invasoras causan daños irreparables al delta del Ebro

El deterioro del humedal es "alarmante", destaca un informe de la Generalitat

Peces que debían haber nacido en Terranova pelean por alimentos con carpas originarias de la China meridional. Crustáceos mexicanos compiten por el espacio con moluscos de las riberas uzbekas. Y en medio, la biodiversidad del delta del Ebro se desvanece asediada por los nuevos habitantes, que le infligen daños irreparables. Hasta 18 plagas de especies invasoras dominan este parque natural convertido en un rocambolesco vivero exótico. "La desembocadura del río es uno de los principales puntos de entrada de especies invasoras internacionales", alerta un documento de la Generalitat elaborado por técnicos de Medio Ambiente.

"La pésima gestión ha destrozado gran parte de la riqueza de este espacio y aún no se ha diseñado un plan consistente para combatir el problema", lamenta el catedrático de Ecología de la Universidad de Barcelona Joan Armengol. El delicado hábitat de la zona ha dejado de ser frágil: roto, linda con la extinción ante la agresividad de las especies invasoras, en su mayoría originarias de Asia y América. "El caso del delta es particularmente alarmante. La comunidad piscícola está formada entre el 60% y el 80% por especies introducidas, ya imposibles de erradicar", precisa el informe de Medio Ambiente, que detalla la presencia de un nuevo invitado. El caracol manzana, especie suramericana detectada el pasado junio y que ya ha ocupado el 30% de los arrozales de la zona. Es el toque caribeño que le faltaba al criadero global del delta, espacio protegido desde 1983. Tal designación ha cumplido una función difusa: siete de las plagas que lo azotan llegaron tras esa fecha.

Entre el 60% y el 80% de los peces que viven en el río son foráneos

Faltan dedos para repartir las culpas: convergentes y ecologistas se han ido sucediendo al timón de Medio Ambiente de la Generalitat; socialistas y populares han alternado el mando en el Ministerio del Gobierno. "Queda claro, ¿no? A nadie le importa lo que pasa aquí", protesta Manel Mercè, agricultor que sujeta un continente en cada mano. Cangrejo americano sobre la palma derecha, almeja asiática de concha conífera sobre la izquierda. El primero es el principal depredador del delta y transmite enfermedades letales para las especies nativas. La segunda asesina a cámara lenta: lleva 40 años acumulando metales pesados hasta haber modificado la cadena alimentaria del río.

La oleada de plagas también genera daños millonarios en forma de daños en los cultivos y atascos en las conducciones. Las operaciones para intentar limpiar el Ebro ya cuestan unos tres millones de euros anuales a agricultores y centrales hidroeléctricas.

La lista de errores que ha propiciado el desastre resulta larguísima e incompleta: tres de las especies invasoras fueron introducidas para la pesca deportiva y otras tantas se emplearon como cebo vivo para capturar a las primeras. Una de ellas se lanzó al río para explotar su comercialización, otras cuatro se liberaron de forma accidental por escapes en instalaciones tropicales de acuicultura.La llegada de tantas especies por motivos tan dispares evidencia una total falta de control, subrayan organizaciones ecologistas. Hay casos peores: la aparición de otras tres especies sigue etiquetada con una catalogación borrosa: "Origen desconocido". Ello pese a que suman casi un siglo entre las aguas del Ebro. "Todo esto demuestra la desidia de la administración respecto al delta. Algo así en otros países europeos sería perseguido como un crimen", dice Ecologistas en Acción.

No parece una exageración. Los técnicos de Medio Ambiente alertan de que "la introducción de especies es la peor amenaza para la biodiversidad". Expertos independientes también se frotan los ojos ante el caótico estado de este espacio protegido. "Se ha gestado un experimento sin igual en el resto del planeta, no he visto un caso comparable de invasión múltiple", exclama el catedrático medioambiental Jaume Palau. "Nadie sabe qué consecuencias comportará, pero la biodiversidad propia de la zona ha quedado liquidada", añade.

Mejillonescebra, peces sol, sirulos, luciopercas, percas americanas, gambusias, alburnos y rutilos siguen procreando a sus anchas mientras la Administración duda sobre cómo actuar. Tras décadas de deterioro, la Generalitat promete ahora erradicar los caracoles suramericanos. La incredulidad de los ecologistas deja paso a la resignación: en caso de lograr eliminar la especie, quedarán 17 plagas por combatir, una epopeya de batallas que se dan por perdidas de antemano. "Con la tecnología disponible, erradicar una especie invasora resulta imposible. Sólo podemos aspirar a minimizar su impacto", concluye Medio Ambiente.

Las invasiones más recientes en el delta llegaron del ecosistema menos sospechoso: el propio delta. Son especies autóctonas que, roto el equilibrio biológico, se reproducen sin fin. Los macrófitos, una especie vegetal que ya recubre el 50% del lecho fluvial, acorrala a otras especies del delta, nada habituadas a moverse o buscar alimentos en un Ebro rebosante de sargazos.

Los macrófitos constituyen, además, un espléndido criadero para las larvas de mosca negra, por lo que ambas plagas progresan de la mano. Unas 2.000 personas requirieron asistencia médica en 2008 por la mordedura de esta mosca, capaz de matar terneros en un ataque según se documentó en Suiza. Los municipios afectados llevan años fumigando el río sin apenas resultado. Tres localidades de la zona anunciaron una nueva estrategia de lucha la semana pasada: las fumigaciones se extenderán ahora por calles y plazas.

El Delta del Ebro.
El Delta del Ebro.JOSEP LLUÍS SELLART

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